No he venido a llamar a justos, sino a pecadores

El problema de los fariseos no es su conducta, es su hipocresía. El que se cree bueno, no se conoce y por tanto piensa que no tiene pecados. Esto le constituye en juez de los demás y ahí está la raíz de todos los males.

¿Tienes problemas en tu familia o matrimonio? ¿Piensas que lo que te está sucediendo hoy no te lo mereces o está mal? ¿Cuando piensas en tus compañeros de trabajo o amigos siempre miras sus defectos? Si la respuesta a todas estas preguntas es positiva, revisa en tu interior y te darás cuenta que a lo mejor no tienes iluminados tus pecados.

Jesús dice que ha venido a salvar a los pecadores. Si tú no tienes pecados o no puedes señalar uno solo en este momento eso quiere decir que estás fuera de la palabra de Dios y Jesús no puede venir a salvarte. 

Reconoceré hoy pecador y descubre el inmenso amor de Dios que te salva y perdona. Esa es la buena noticia. Tus pecados son perdonados por el amor inmenso que Dios tiene a los enfermos y pecadores.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 9,9-13): En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?». Mas Él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: ‘Misericordia quiero, que no sacrificio’. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

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