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Han visto mis ojos tu salvación

En la justicia, cuando alguien es acusado de algo, son necesarios testigos que puedan confirmar si la acusación es cierta o falsa. Es importante encontrar personas creíbles que puedan, con su testimonio, confirmar la verdad de los hechos. Algo similar ocurre en la experiencia de fe.

Los cristianos no somos simples repetidores de dogmas o creencias religiosas. Nuestra fe no es el resultado de una herencia cultural. A nosotros no nos lavan el cerebro para que digamos si a una seria de abstracciones mentales. La realidad es que hemos sido llamados a ser testigos de la verdad. ¿Y cuál es esa verdad? Que Dios existe y nos ama profundamente.

El testigo cuenta su historia, su experiencia como vió o vivió los acontecimientos. El Cristiano es un testigo veraz, creíble h entusiasta del amor de Dios. ¿Vas a dar testimonio del amor de Dios hoy? ¡Adelante! Esa es nuestra misión fundamental.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 2,22-40): Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor» y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él.

Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción —¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!— a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.

Él dará testimonio de mí

Los expertos en comunicación social han declarado que estamos en la era del FakeNews o noticias falsas. Los WhatsApp, las redes sociales, las páginas de Internet y los demás medios muchas veces difunden noticias, artículos y datos que distorsionan la realidad, difaman a inocentes y confunden a la población. ¿Cómo podremos encontrar la verdad entre tantas mentiras? A través del testimonio.

Los testigos son aquellas personas que con sus palabras y acciones comprueban que algo es verdad, cierto, real. Hablan porque han visto y oído. Se supone, a menos que den “falso testimonio”, hablan de algo porque los han visto y oído. ¿Quienes son los que hoy dan resto mío de la verdad? Los cristianos.

La verdad mas grande de todas las verdades es que Dios nos ama. Su amor es tan grande que da sentido a toda nuestra existencia. Es una verdad que ilumina nuestras tribulaciones y las convierte en momentos de gracias. ¡Oh maravillosa verdad la del amor de Dios manifestado en su hijo Jesucristo!

¿Qué necesita el mundo inmerso en el fakenews? Verdaderos testigos de la verdad. ¿Cómo podemos dar testimonio de la verdad? Si abrimos nuestro corazón a la influencia del Espíritu Santo que testifica a nuestro espíritu que todo lo que hemos recibido de Dios es cierto, es verdadero, es vida eterna. Digamos si al Señor y podemos ser liberados por la Verdad de Cristo. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,26—16,4): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. Os he dicho esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho».

Él dio testimonio de la verdad

En tiempo de navidad esperamos renovar el nacimiento de Jesús en nuestros corazones. Esperamos la venida del Señor a nuestra vida, ¿para qué es importante vivir en plenitud estos tiempos litúrgicos?

El Señor, por nuestro bautismo, nos constituye en testigos de su amor. María, la humilde esclava de Dios, cantaba las maravillas de Dios. ¡Qué grande es el Amor de Dios! ¡Qué maravillosa su obra en nosotros! Vivamos en alegría y felicidad plena. No es tiempo para la tristeza. Este es el momento de vivir según la voluntad de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 5,33-36): En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: «Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí».