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No es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía

Se sabe que el ser humano necesita referentes a quien imitar, lo que se conoce en inglés como “role models”. Siempre tenemos a alguien que se convierte en un modelo a seguir. Vestimos, actuamos y hasta hablamos como esa persona a quien admiramos. ¿A quién sigues o imitas tú?

Hay un libro llamado “Imitación de Cristo”, de autor desconocido, que se ha convertido en lectura obligada de todos aquellos que quieren ser verdaderos cristianos. Por el título podemos deducir su contenido. Es un libro que quien lo lee demuestra a quien quiere seguir o emular.

La verdad, mis queridos hermanos, es que el único camino que conduce a la vida, el único que puede iluminar nuestra existencia, el único pan de vida que sacia nuestra hambre de amor es Jesús, ¿a quién vamos a admirar o reverenciar? ¿A un político, empresario o artista? No, jamás. Nuestro único referente es Cristo quien nos ama y nos invita a amar. Sigamos solo a Jesús, lo demás es pura añadidura. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 13,16-20): Después de lavar los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: el que come mi pan ha alzado contra mí su talón. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado».

El mayor entre vosotros será vuestro servidor

¡Cuantos libros se han escrito para enseñarnos el milagroso camino a la fama y el poder! Todo quieren el primer puesto. Todos quieres ser “exitosos”. ¿En qué consiste el éxito de Jesús? En el servicio.

El Señor nos invita a imitarle. Jesús nos indica el camino de la vida. Nos muestra cómo ser “exitosos” según Dios. El camino del amor y servicio es la verdadera felicidad. Hagamos lo que ha dicho y hecho el Señor. Él es nuestro referente, nuestro verdadero maestro, líder y guía. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 23,1-12): En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”.

»Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar “Doctores”, porque uno solo es vuestro Doctor: Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».

Maestro, te seguiré adondequiera que vayas

Jesús no ha engañado a nadie. Siempre dejó muy claro las condiciones necesarias para seguirle. Todo aquel que quiera ser cristiano debe saber que implica semejante decisión. Nuestro Señor no tiene donde reclinar su cabeza. Su misión en dar la vida por todos incluyendo a sus enemigos. ¿Tú estás dispuesto a hacer lo mismo?

Seguir a Jesús implica que renunciamos a todos los ídolos de este mundo. Seguirle implica que estamos dispuestos a subirnos a la cruz. Ser cristianos es amar a los enemigos. ¿Estás dispuesto?

Hoy es un buen día para experimentar La Paz que se experimenta cuando renunciamos a todo y nos quedamos solo con Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 8,18-22): En aquel tiempo, viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».