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Pedid y se os dará

La oración es un acto de comunicación y comunión con Dios. La oración es una de las armas espirituales que tenemos para luchar contra nuestros enemigos: la carne, el mundo y los demonios.

Dios conoce muy bien nuestras necesidades. Sabe lo que nos conviene en cada momento. Es un Padre que provee bienes materiales y espirituales en todo momento. Por tanto, la oración es un acto de entrega total del orante a Dios sabiendo que nunca será desatendida su súplica.

Pidamos a Dios y tengamos la confianza que nuestro Señor nos escuchará siempre. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 7,7-12): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».

Aquí hay algo más

Los cristianos tenemos lo más grande que un ser humano puede experimentar: a Cristo. El tiempo de cuaresma es, precisamente, un tiempo para preparar la celebración más grande de todos los tiempos. La resurrección fue la gran señal para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos donde se puede experimentar la victoria sobre la muerte.

No busquemos más cosas. No pidamos más señales. Pidamos a Dios que nos de el don de la Fe para reconocer en Cristo la vida que solo proviene de Dios. ¡Ánimo!

Leer.

Texto del Evangelio (Lc 11,29-32): En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, Jesús comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás».

Vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo

Dios sabe lo que nos conviene. El Señor que nos creo sabe cuáles son nuestros problemas y sufrimientos. Nada se le escapa a nuestro Dios que nos ama y cuida siempre de nosotros. Entonces, bajo esa mirada, ¿qué sentido tiene la oración?

La oración no es un instrumento para hacer que Dios haga nuestra voluntad. La oración es un acto de comunicación con el Señor donde expresamos nuestra disposición de hacer la voluntad de Él. La oración es un acto de entrega de nuestra vida al Señor. Es la expresión más hermosa de confianza en nuestro Padre Dios.

Cuando oremos, pidamos siempre al Señor la gracia de hacer su voluntad.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 6,7-15): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.

»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

Venid, benditos de mi Padre

¿Quieres ser de los benditos de Dios? Haz el bien. El amor es la ley suprema. ¿Quieres hacer en totalidad la voluntad de Dios? Ama.

Hay muchos prójimos a los que amar. No solo son los hermanos de comunidad, los amigos o familiares. También hay muchos “pequeños” que andan por el mundo sin vestido, alimento o vivienda. ¿Alguna vez has hecho algo por ellos? ¿En algún momento has puesto tu tiempo o dinero al servicio de los más pobres?

Jamás serás oveja de Dios si no practicas las obras de misericordia con los más necesitas. Esta cuaresma es un tiempo propicio para lograr realizar la ley de Dios en tu vida. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 25,31-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.

»Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna».

Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán

La cuaresma es un momento propicio para intensificar nuestra vida espiritual. La oración acompañada de ayuno y limosna nos hacen reavivar nuestra dimensión espiritual.

La cuaresma subraya un aspecto muy importante de la vida cristiana. La vida es como un desierto donde casi no se puede vivir. Cuando falta todo tipo de abundancia nos damos cuenta de lo que realmente es importante: Dios.

Pidamos al asesor ayuda para que podamos ayunar y vivir en plenitud nuestro cristianismo. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 9,14-15): En aquel tiempo, se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán».

Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará

La experiencia cristiana es la del encuentro con Jesús. Nuestro Dios se ha manifestado a través de su hijo. Es una experiencia de amor que transforma a toda la persona.

Muchas veces pretendemos reducir nuestra experiencia cristiana a la práctica externa de rituales o liturgias. Pretendemos instrumentalizar la Fe para mostrar a los demás lo “bueno” que somos. No debería ser así.

El ayuno, la limosna son armas espeitusles que apoyan la oración cristiana y nos hacen despredernos de los bienes materiales y poner nuestro corazón solo en el Señor.

La cuaresma, que prepara este miércoles de ceniza, busca acercarnos a Dios y prepararnos para renovar en nosotros la experiencia de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

Pidamos al Señor la disponibilidad interior para vivir a plenitud la cuaresma y así ser felices en el Señor.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 6,1-6.16-18): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

»Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido

Los cristianos estamos llamados a vivir todo en un sincero espíritu de servicio. En el mundo se buscan el honor humano. En el caso de nosotros, buscamos siempre el último lugar. ¿Por qué? Porque Jesús nos mostró el camino que debemos seguir.

La condición más importante para seguir a Jesús es dejarlo todo de forma radical. El desapego de todas las cosas materiales nos da la oportunidad de experimentar la verdadera libertad.

¡Ánimo! Todos aquellos que ocupan el último lugar y se desprenden de los bienes materiales recibirán el ciento por uno y la vida eterna.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 10,28-31): En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».

De manera que ya no son dos, sino una sola carne

La ciencia ha avanzado mucho. La ingeniería genética puede hacer modificaciones al código genético que un ser vivo y alterar el diseño original de dicha especie. Lo que nunca podrá lograse es hacer de dos personas una misma cosa.

En nuestros días hay mucha descomunión a diversos niveles. La norma del mundo es la separación y la guerra. ¿Qué hace Jesús frente a esta situación? Crear comunión.

Para que un hombre y una mujer vivan en comunión hace falta la fuerza que viene de lo alto. Solo Dios puede unir lo que el ser humano no puede. El matrimonio es imposible si no hay alguien que nos ayude a mantenernos unidos y ese solo es nuestro adiós Padre.

¿Quieres comunión en tu matrimonio? Apóyate en el Señor. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 10,1-12): En aquel tiempo, Jesús, levantándose de allí, va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde Él y, como acostumbraba, les enseñaba. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?». Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?». Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, El los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre».

Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros

Los cristianos somos llamados a ser sal, luz y fermento de la tierra. Con nuestras acciones somos invitados a mostrar la naturaleza divina. Los hijos de Dios mostramos al mundo el amor. Cuando no hacemos eso, ¿qué pasa? Escandalizamos.

El pecado de un cristiano tiene un efecto devastador porque las personas esperan de nosotros algo más. En el fondo quieren ser felices y quieren descubrir en nosotros qué podemos ofrecerles para lograr esa meta común a todos: la felicidad verdadera.

Pidamos a Dios la gracia de no faltar nunca a nuestra misión. Esperamos recibir de nuestro Señor la gracia de ser verdaderos cristianos y así mostrar lo puramente divino, el amor a los demás.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 9,41-50): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa. Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego. Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros».

Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos

El mayor entre los hombres es el que sirve. Dios nos llama a ser pequeños ante los demás. El ADN cristiano es morir para que otros tengan vida. ¿Estás dispuesto?

Necesitamos un mundo donde los cristianos sean como la sal que se pierde en la “enorme” masa de la “sopa” del mundo. Un mundo donde los cristianos iluminen con la claridad de Cristo.

Seamos los últimos y dejemos los primeros lugares a quienes servimos. Solo así seremos verdaderos cristianos. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 9,30-37): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban caminando por Galilea, pero Él no quería que se supiera. Iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará». Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.

Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?». Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado».