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Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros

Los últimos del Señor son aquellos que renuncian a todo lo material para seguir a Jesús. Alguno puede preguntarse, ¿eso también aplica a todos los cristianos laicos que no hemos hecho voto de pobreza o algo parecido? La respuesta es si.

El desprendimiento radical de las cosas de este mundo y poner nuestro corazón en las cosas del cielo es la verdadera experiencia cristiana. Todos los cristianos estamos llamados a tener a Dios como único Señor de nuestra vida. ¿Tú lo tienes? Pues demuéstralo con obras.

El Cristiano vende los bienes, no busca su propio interés, no sacrifica todo con tal de tener dinero. El cristiano es aquel que tiene una relación libre con el dinero y los demás bienes materiales.

Hoy es un día oportuno para pedir la gracia de poner en práctica la palabra de Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 19,23-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible».

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».

Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros

Los primeros en el Rieno de los cielos son aquellos que lo han dejado todo por amor a Cristo. Ellos son los qué haciendo la voluntad de Dios ponen su vida al servicio de la causa divina. ¿Quienes están invitados a dejar todo para ponerse al servicio de la misión? Todos.

El hecho de ser cristianos nos da el carácter de enviados. El bautismo nos envía al mundo a ser sal, luz y fermento de la tierra. El mundo necesita de nuestro servicio. Estamos llamados a dar por el Señor todos los bienes de la tierra.

¿Estás dispuesto? No te preocupes, todo aquel que trabaja para el Señor recibirá siempre el ciento por uno. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 10,28-31): En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».

Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible

¿Qué es imposible para los hombres? Muchas cosas. Las personas no podemos volar por los cielos ni tampoco respirar inmersos en los océanos. Tampoco podemos ganarnos el cielo por nuestras fuerzas, porque como ha dicho Jesús, todos somos unos ricos. ¿Qué significa esto?

La tendencia en nosotros es hacernos un modelo propio de felicidad y pasarnos la vida buscando realizar ese modelo o proyecto. Pensamos que si tenemos más dinero, nuestros hijos son perfectos, tenemos un buen trabajo y nadie pelea con nosotros seremos felices. Es la aspiración de toda persona. Una Vida perfecta llena de aventuras y cosas buenas. Hemos querido eliminar el sufrimiento de nuestras vidas. La realidad es diferente.

Todos estás apiraciones y cosas que acumulamos nos hacen ricos, es decir, nos ponen en una situación de alienación buscando la vida o felicidad en los ídolos de este mundo. El dinero y las demás cosas no dan la felicidad. La verdad es que, siendo libres de estas esclavitudes o ídolos es cuando realmente solo felices.

He conocido personas que tienen muy poco o casi nada, y son mucho más felices que algunos ricos que conozco, porque ponen su corazón en las cosas del cielo.

¡Ánimo! La recompensa que nos ofrece el Señor es maravillosa. A nuestro Señor no le interesa que vivamos mal, lo que si quiere es que seamos libres de toda atadura. Dejemos todo y pongamos nuestra confianza solo en Él.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 19,23-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible». 
Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».

Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros

Seguimos con el tema de los primeros. Todos queremos ser los número uno en algo. En el corazón de alguien, en el reconocimiento laboral o Profesional, o en diversión y gozo. En definitiva, el mundo nos dice que para ser feliz debemos luchar por los primeros puestos de la sociedad.

Jesús en el evangelio habla de que el camino de la perfecta felicidad es la renuncia a todo. Este nos es un acto tonto y de locura. 

Los que deciden no poner su seguridad en las cosas materiales, obtienen el cuento por uno y la vida eterna. Es decir, son recompensados con lo mismo que han despreciado. Viven la vida como si fueran millonarios. Todo es bendición. Todo es regalo. Todo es una manifestación del amor de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 10,28-31): En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».

Muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros

Los que pretenden ser primeros, imponiendo su voluntad y ambiciones, serán últimos. Los que desprecien los bienes de este mundo y renuncien a todo impedimento para hacer la voluntad de Dios serán los primeros en el reino de Dios.

Muchas veces vemos las exigencias evangélicas como un desprendimiento sin sentido. Observamos los demás que siguen sus vidas sin importarles Dios y pensamos que la pasan excelente. Ciertamente, muchos triunfan económicamente en este mundo, pero la pregunta es, ¿son verdaderamente felices? ¿La abundancia de bienes les asegura la felicidad?

El camino de Jesús es que renunciando ganamos el ciento por uno. Es decir, renunciamos pero ganamos cien veces más a lo que hemos renunciado. El camino de la felicidad es darle a Dios todo y recibir de Él el céntuplo de lo que hemos dado.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 10,28-31): En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».

Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible

¿Podemos dejar lo seguro por la promesa? Hay un refrán que dice “más vale pájaro en mano que cien volando”. Estamos diseñados para poner nuestra confianza en lo que se ve. 

En el evangelio no se quiere anular este comportamiento normal de todos nosotros. Lo que se quiere es poner acento en algo todavía más fuerte que eso: todo pasa en este mundo.

Los bienes, riquezas, juventud, honores y todo lo que podamos acumular un día será polvo y nada. Esa es la vida. Esa es nuestra realidad.

Por eso somos invitados hoy a poner nuestra confianza solo en Dios. Esto se pone en práctica mediante la relación sana y estable con los afectos y bienes de este mundo. La vida eterna consiste en poner nuestra confianza solo en Dios. Lo demás nos viene por añadidura.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 19,23-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible». 

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».