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Yo iré a curarle

El milagro físico que realiza el Señor siemore tiene un propósito claro: suscitar la Fe. Alguno pensará que el principal motivo para curar a una persona es devolverle la salud. Pero yo me pregunto, si hay tantos enfermos en el mundo, ¿Por qué Dios sana a unos pocos y no a todos? Porque más que liberar a una persona de algún mal físico, Jesús quiere que tengan vida eterna y eso se logra teniendo Fe.

En el día de hoy quizás le estás pidiendo a Dios salud o algún bien material. Piensa que Dios te ama y que todo lo que acontece en tu vida es para tu bien. En consecuencia, podrás tener padecer alguna enfermedad pero nunca dudarás del amor de Dios. Tendrás la Fe suficiente para bendecir a Dios en todo. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 8,5-11): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace».

Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos».

Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas

Los cristianos, por el bautismo, somos llamados a ser profetas, sacerdotes y reyes. Esta triple condición tiene un significado profundo. Por ejemplo, en lo que tiene que ver con el profetismo cristiano estamos llamados a anunciar el mensaje del evangelio con palabras y obras. Es decir, los cristianos estamos o deberíamos estar siempre en actitud de enviados. CRISTO nos envía todos los días a hacer presente en esta generación las maravillas de Dios.

¿Tú estás dispuesto a ser enviado a donde quiera que Dios nos necesite? Siempre estamos ocupados y cansados. Múltiples cosas llenan nuestra agenda diaria. Padecemos la enfermedad de la era moderna: el stress. Dios nos llama a estar siempre disponible. A poner siempre primero que todas las cosas nuestra misión de profetas. Hacer la voluntad de Dios es la fuente de la felicidad y esta pasa por estar siempre en total y radical disposición. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,35-38): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!».

Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija

Dios se manifiesta de muchas maneras. Su poder actúa de múltiples formas. El Señor quiere manifestarse en nuestra vida para suscitar en nosotros la Fe. Su amor es para todos y todas.

No importa quién seas. No interesa tu personalidad, actitudes, ideologías, leyes y normas. Lo más importante es que humildemente reconozcamos hoy que estamos necesitados de Dios. ¡Ánimo! Ha llegado el momento de la bendición.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 7,24-30): En aquel tiempo, Jesús partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que, en seguida, habiendo oído hablar de Él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños». Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija». Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.