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Éste acoge a los pecadores y come con ellos

Jesús vino a salvar lo que estaba perdido. Vino al mundo a perdonar a los pecadores. ¿Cómo dices que no tienes pecado?

El mayor de los desafíos a la hora de llevar a las personas a Dios es que se reconozcan pecadores. La mayoría de las personas tienen un alto valor de si mismos. Todos se creen muy buenos. No tienen conciencia de sus pecados y debilidades.

El problema con esta realidad es que nunca conoceremos el amor de Dios si no nos conocemos a nosotros mismos. La verdad es que somos grandes pecadores. ¿Le puedes poner nombre a tus debilidades y maldades? Si es así, entonces eres consciente de quien eres. Estás en el inicio de una verdadera conversión.

¡Alégrate! Cristo viene a salvar a los pecadores. El Señor te muestra el maravilloso amor de Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 15,1-10): En aquel tiempo, todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos».

Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

»O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido’. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

No es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños

La misericordia de Dios es eterna y, podríamos decir, inexplicable. ¿Cómo es posible que alguien deje el 99 por ciento de lo que tiene para recupera solo el 1%? La lógica humana no entra dentro de esquemas humanos.

La naturaleza de nuestro Dios, mostrada en en Jesús, es amar a todos y todas, especialmente a las ovejas descarriadas. No ha venido por los sanos, si no por los enfermos. Ha venido a salvar, y no condenar. Entonces, ¿Por quién vino el Señor Jesús? Por ti y por mí.

Somos la oveja descarriada. Somos los enfermos. Somos los que necesitamos experimentar todos los días el amor de Dios. Este tiempo de adviento es momento propicio para hacer la voluntad de Dios y abrir nuestro corazón al amor. ¿Alguna vez as experimentado el perdón? Si te falta vivir esta experiencia, espera en el Señor, que podrás alabarlo.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 18,12-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños».

Se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta

Vivimos en un mundo donde todos quieren tener una buena imagen ante lo demás. Todos se esfuerzan por construir un buen nombre o prestigio. Queremos ser reconocidos y amados por todos. Las persona que se equivocan, tienen mala fama son considerados “ciudadanos se segunda”. ¿Qué ha hecho Jesús con respecto a esto?

La verdad es que todos somos pecadores. Todos hemos recibido las consecuencias del pecado. Hemos faltado y nos han faltado. Nos hemos equivocado muchas veces. ¿Qué a hecho el Señor? Nos ha amado y perdonado.

La alegría de Dios es que, tu y yo pobres pecadores, alcancemos la salvación. Dios quiere que experimentemos en nuestra carne la vida y alegría que viene de Él. ¡Ánimo! Tenemos la gracia y el don más grande. Dios mismo nos ama y sale a buscarnos cuando nos perdemos. Él mismo nos cuida y perdona.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 15,1-10): En aquel tiempo, todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos». 
Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.
»O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido’. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».