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La generación de Jesucristo fue de esta manera

El nacimiento de Jesucristo es indudablemente el evento más importante de nuestra era. Ha marcado un antes y un después en la historia de la humanidad. Toda una revolución universal.

Al centro de este acontecimiento hay un protagonista importante y este es el Espíritu Santo. Dice el evangelio que esto se hará por “obra y gracia del Espíritu Santo”.

Es importante que celebremos el nacimiento de Jesús, pero mucho más importante para nosotros es que celebremos su “nacimiento” en nuestros corazones. ¿Cómo puede ser esto posible? ¿Cómo puede una persona egoísta, ocupada, pecadora y con tantas debilidades “parir” al Señor? Hermanos y hermanas, esto es OBRA del Espíritu Santo. ¡No te preocupes! El lo hará todo.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 1,18-24): La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto.

Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en Ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: «Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”». Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.

Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham

Era muy importante en la cultura antigua la descendencia. Saber quien era tu padre o abuelo; es decir, a que dinastía pertenecías determinaba tu presente o futuro.

Aún en el pasado reciente, decir que eras de los “Martinez” de Santiago era algo que merecía la pena saber. Eso le daba el indicativo al que lo preguntaba de si una persona venía de “buena familia”.

¿Cuál es la “descendencia” a la que Dios quiere que pertenezcamos? A la misma de su Hijo Jesús. Estamos siendo llamados por Dios a ser hijos suyos. Hijos de Dios y coherederos de Cristo es nuestra vocación. Esta filiación divina se da por gracia. Se da como un don gratuito.

Oremos en el día de hoy para que esta naturaleza de hijos se haga realidad cada vez más en nuestra vida.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 1,1-17): Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David.

David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón, Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia.

Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor, Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán engendró a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

Hijo, vete hoy a trabajar en la viña

Somos invitados todos los días a trabajar en la viña del Señor. La clave está en nuestra respuesta. ¿Cómo lo haces tú?

Amar a todos y todas. ¿Lo haces?
Perdonar al que te ofende. ¿Lo haces?
Defender de manera activa y pasiva la vida. ¿Lo haces?
Perseverar en la oración y en la enseñanza de los apóstoles. ¿Lo haces?

Dios nos envía y por eso es importante hacer lo que decimos que vamos hacer. En nuestra cultura muchas veces nos inclinamos mucho al “cuenta conmigo”, “eso va”, “estamos trabajando en eso…”. Con Jesús eso no funciona. Es cierto que somos muy precarios y débiles pero tenemos el apoyo del Señor para hacer lo que nos manda.

¡Ánimo! DIGAMOS QUE SI Y HAGAMOS LO QUE DECIMOS QUE VAMOS HACER.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 21,28-32): En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ‘Hijo, vete hoy a trabajar en la viña’. Y él respondió: ‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: ‘Voy, Señor’, y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?». «El primero», le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él».

¿Con qué autoridad haces esto?

En estos días los cristianos de República Dominicana hemos librado una gran batalla. Los ataques han sido sistemáticos y muchas veces dolorosos. Nos acusan de que nos “inmiscuimos” en temas que no son nuestros. Dicen: “este no es un tema religioso”.

También a Jesús intentaron descalificar. No hay persecución, ataque o sufrimiento que Jesús no haya vivido primero. Él ha sido el primero en recibir y sufrir en su carne la incomprensión de la gente. Él se constituye así en el camino que debemos seguir. ¡Él es la verdad y la vida!

Que nos dicen que somos estúpidos, ignorantes, fanáticos y locos; bendito sea el Señor.

Que nos cuestionan y nos impiden hablar de la vida; bendito sea el Señor.

Que nos piden que no nos metamos en las cosas de este mundo y nos obligan a relegarnos al ámbito espiritual; bendito sea el Señor.

Si en aquel tiempo quisieron “desautorizar” a Jesús… Imagínate que van hacer hoy con nosotros. ¡ANIMO! Sigamos la lucha en favor de la vida, con amor y respeto a todos y todas.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 21,23-27): En aquel tiempo, Jesús entró en el templo. Mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?». Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?». Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: ‘Del cielo’, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’. Y si decimos: ‘De los hombres’, tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta». Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos». Y Él les replicó asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado

El mundo de hoy está lleno de contradicciones. Se habla de vida y las personas interpretan lo contrario. La lucha por los derechos de la mujer parecen estar separados de los del niño. Hay confusión y caos en nuestros discursos y posiciones. ¿Por qué?

Esto se debe a la actitud de las personas que escuchan o participan d debate de los temas nacionales. Defender la vida es algo que nadie puede rebatir, pero cambian este discurso por otro distorsionado. ¿Sabes por qué? Porque en el fondo no quiere oír ni entender.

A Jesús les pasó exactamente igual. Si comía decían que era un comilón, si bebía decían que era un borracho. En otras palabras, por mas que queramos argumentar con los “inteligentes” de esta generación no entienden porque en realidad no quieren entender. Esa es la triste verdad. ¿Qué debemos hacer entonces? Acreditarnos por nuestras obras.

La Iglesia tiene legitimidad no tanto por sus palabras. Se “acredita” ante el mundo por su obras. ¿Cuál es la obra del cristiano? ¡El AMOR! Es verdad que somos radicales, pero lo somos en lo que todos debemos serlo, en el AMOR. Perdonamos a los que los hacen mal, bendecimos a quienes nos maldicen, excusamos a aquellos que con sus palabras nos destruyen u ofenden.

Defender la vida es el mayor signo de AMOR posible. Poner en práctica el amor cristiano es transformar la vida del mundo entero. Sigamos en nuestra lucha.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,13-19): En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado’. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: ‘Demonio tiene’. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras».

El que tenga oídos, que oiga

Dios nos ha dado mucho, mas bien TODO. El don de la vida es el resumen, si se quiere, de todas las maravillas de la creación. De todo lo que el Señor nos ha dado, lo más trascendental, es el anuncio del amor de Dios.

Todos hemos tenido una persona que siendo instrumento de Dios nos habló por primera vez de Dios. Nuestra madre o padre, un catequista o sacerdote, el amigo o amiga, en su momento se convirtieron en verdaderos “Juan el Bautista”.

La verdad es que lo importante no es quien nos ha dado el mensaje de Dios. Lo que sí importa es recibir a Dios. Descubrir que no hay nada mas importante en el mundo que acoger al Señor en nuestro corazón.

¡Animo! Bendigamos a Dios por los “Juan el Bautista” que nos ha regalado. Instrumentos de Dios a través de los cuales nos llegó el Señor.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,11-15): En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga».

Yo os daré descanso

Estamos viviendo días de sobresaltos y tensiones. El “stress” es la enfermedad del nuevo milenio. Experimentamos afán sin descanso. ¿Qué nos dice Dios al respecto?

Jesús ha venido al mundo para traer paz. Es una maravillosa noticia saber que estas “cargas” de la vida diaria son más ligeras cuando las vivimos según Dios. ¿En qué consiste eso?

Descansar es aceptar la historia de vida, descubrir que los acontecimientos diarios son una bendición y tener la seguridad de que nuestro Dios es bueno y siempre cuida de nosotros.

¡Celebra la vida! El Señor viene a darte el descanso que tanto necesitas. Él es nuestro “lecho de amor” donde podemos descansar de nuestras fatigas y ocupaciones.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,28-30): En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

No es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños

NO es voluntad de Dios que nos perdamos.

NO es voluntad de Dios que permanezcamos en la muerte.

NO es voluntad de Dios nuestra muerte y perdición.

NO es voluntad de Dios el odio.

NO es voluntad de Dios el asesinato.

NO es voluntad de Dios que estemos son esperanza.

LA VOLUNTAD DE DIOS ES LA VIDA!!! #SiALaVida

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 18,12-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños».

Ten piedad de nosotros, Hijo de David

Gritar, en las escrituras, es sinónimo de orar. Cuando alguien grita es porque necesita algo, está en peligro o se siente irritado por algo que le ha molestado. En el caso del evangelio gritan aquellos que hacen igual que un bebé cuando le grita a la madre para que le de la leche que necesita.

En el día de hoy somos invitados a la oración. Orar de manera incesante para ver el rostro de Dios, hacer su voluntad y experimentar la fuerza sanadora de Jesús.

Busquemos el rostro de Dios. Él ESCUCHA todo lo que pedimos y su misericordia supera nuestros pecados y faltas. Este perdón se experimenta en la oración. ¡ORA INCESANTEMENTE!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 9,27-31): Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!». Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: «¿Creéis que puedo hacer eso?». Dícenle: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según vuestra fe». Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Mirad que nadie lo sepa!». Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.

No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos

Como dice un refrán popular “las palabras se las lleva el viento”. Los seres humanos están tan acostumbrados a decir que vamos hacer algo y al final no hacerlo que el valor de la “palabra” dada o empeñada se ha perdido. Jesús nos dice algo al respecto.

Muchos hablan maravillas de Dios. Viven “catequizando al hermano”. Le decimos a todo el que nos rodea: conviértete. ¿Y tú que haces? O mejor dicho, ¿hablas pero no actúas?

Nuestro Jesús dice en el evangelio que no todo el que diga “Señor, Señor” entrará en el Reino de los cielos. Llama “insensato” al que en lugar de actuar, vive hablando y aconsejando a los demás cosas que nunca cumple.

“Construir sobre roca” es estar en vela, dispuesto y abierto a la conversión diaria. Es poner en práctica la palabra. ¡Amar y perdonar a todos y todas (incluyendo al enemigo) es la clave de un “buen constructor de torres”.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 7,21.24-27): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».