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Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo

La existencia humana se realiza en un amplio abanico de situaciones y estados de ánimo. Es prácticamente inevitable que en algunos momentos tengamos que experimentar tristeza y desanimo. Todos los días enfrentamos situaciones difíciles que nos hacen dudar de muchas cosas. Eso es normal y natural. ¿Cual es el anuncio que nos hace Dios?

La buena noticia es que nuestro Señor a decretado para nosotros la felicidad plena. Nuestro Dios es aquel que convierte la oscuridad en luz, la muerte en vida, la tristeza en gozo.

¿Tienes algún problema o situación? ¡Ánimo! No estás solo o sola. Dios está siempre contigo y te acompañará en todo momento.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 16,20-23a): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada».

Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros

Muchas personas que no son cristianas se preguntan cual es el centro del mensaje de Cristo. Están confundidos porque están acostumbrados a ver muchas manifestaciones devocionales de la Fe cristiana y piensan que una religión más.

Uno de los aspectos que hacen del cristianismo único es que cree en un Dios cercano, histórico y que se manifiesta en la historia de vida que cada uno de los hombres y mujeres de este planeta. Dios es amor y misericordia y lo podemos experimentar en nuestra vida. ¡Dios nos ha amado muchísimo! Nos da la vida y múltiples gracias. Es verdad que muchas veces no lo vemos tan claro pero eso no quiere decir que no sea así.

El principal fruto del amor es la tranformación del destinatario del mismo. Cuando alguien se siente amado vive, es feliz y proclama dicho amor a los cuatro vientos. 

Déjate amar hoy por Dios. Él te quiere. Nunca dudes de Él.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,9-17):En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 


»Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. 


»No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros».

El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa

En las escrituras san Juan hace muchas referencias al Espíritu Santo que será enviado a nuestros corazones luego de la muerte y resurrección de Jesús. Parecería que el Señor no deja la mejor de las herencias: el Espíritu Paráclito.

El Espíritu de Dios mismo nos puede santificar, cambiar, transformar y resucitar. Son muchos las gracias recibidas y una de las más importantes es la que se refiere a la Verdad. 

Jesús es el camino, la verdad y la vida. Cuando se habla de la verdad se habla que, entre otras cosas, Él nos conduce a la verdadera iluminación. La verdad es que Dios nos ama muchísimo y ha decretado para nosotros la felicidad. Esto se descubre día a día en los acontecimientos de nuestra vida. Cuando experimentamos la acción de Dios en un momento difícil o descubrimos el porqué Dios permite ciertas cosas.

La Verdad es el Amor y el Amor es Dios. Este amor habitando nuestros corazones es el Espíritu Santo. Pidamos a Dios vivir siempre en la verdad, vivir siempre en el amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 16,12-15): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros».

¿Adónde vas?

Me imagino la tristeza de los discípulos al saber que su maestro se marcha al cielo y los deja solos aquí en la tierra con todos los problemas de la vida. Los seres humanos no queremos morir porque eso implica que nos separamos de muchas cosas que queremos lo mismo pasa con nuestros seres queridos. La cercanía de la muerte nos mete en tristeza y acompañar en su lecho de muerte a nuestros seres queridos nos hunde en la nostalgia. 

Jesús intenta poner la atención de sus discípulos en la esperanza y la alegría que supone su inminente partida. Invita a sus cercanos a mirar que es conveniente su partida. ¡No estarán SOLOS! Les deja el regalo mas grande. Los deja con el Espíritu Santo.

Hoy es bueno que esta palabra también se cumpla en nosotros. NO ESTAMOS SOLOS, NO ESTÁS SOLO. Podemos tener la presencia misma de Dios en el Espíritu Santo que habita o puede habitar nuestros corazones. Cuanto estamos llenos de esta gracia nuestro corazones rebosan de alegría. Pide con fuerza en tu oración que el Espíritu Santo venga a ti para que puedas disfrutar de las maravillas prometidas por Jesús.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 16,5-11):En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde vas?’. Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré: y cuando Él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado».

Él dará testimonio de mí

Dar testimonio es algo muy serio y comprometedor. Cuando alguien habla bien de otra persona está comprometiendo su prestigio. Está dando Fe de que alguien que significa que empeña su palabra a favor de una persona. Muchas personas confían en otras precisamente por estas referencias y testimonios.

El testimonio que podemos hacer de Jesús no viene de nuestra “carne y sangre”. Es fruto del Espíritu Santo que nos envía el Señor para que habite en nuestros corazones. ¿Cuál es el verdadero testimonio?

El de sufrir persecución por amor a Cristo. Estemos siempre dispuestos a ser rechazados por amor al evangelio. 

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,26—16,4): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. Os he dicho esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho».

Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos

Los árboles frutales son fundamentales para la supervivencia humana. Que sería de nuestra vida son un buen mango o un aguacate que acompañe esos platos tradicionales. La manzana, la pera y los diversos cítricos son fundamentales en la dieta diaria. ¿Son los cristianos como los árboles?

Si lo fundamental de un árbol es dar fruto lo mismo es para los cristianos. El fruto que estamos llamados es el AMOR. Dar fruto es amar, es permanecer en el Señor, es perdonar y amar incluyendo a nuestros enemigos. ¿Qué frutos das?

Si hoy amaneciste sin gana de perdonar a esa persona que te hizo algo, si no quieres servir en tu trabajo con todo el corazón o no aceptas algo de tu vida; no estás dando un buen fruto cristiano. 

Dar el buen fruto cristiano (el AMOR) produce en nosotros bendiciones. ¡Es la clave de nuestra felicidad! Así que ya llegó la hora de que des buen fruto, rico y sabroso, como solo los buenos árboles saben dar. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,12-17): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros».

Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros

El centro del mensaje de Jesús es el amor. Dios envía a Jesús a la tierra para hacer presente el amor en su máxima expresión. Dice San Juan: “y los amó hasta el extremo” haciendo ver el modo en que ha amado Dios en Jesús a toda la humanidad.

Permanecer en el amor de Dios significa hacer presente constante en nuestra vida diaria este amor. ¿Cómo podemos maltratar, odiar o rechazar si Jesús nos ha amado, curado y aceptado? 

Hoy es un buen día para permanecer en el amor. Pide perdón y ama a todos tus prójimos. Dios Padre nos ha amado muchísimo. No hay forma alguna de negar eso. Seamos reflejos de ese amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,9-11):En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado».

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador

La utilización de figuras o imágenes es muy común en las sagradas escrituras. Jesús siempre utiliza estos recursos para llevar el mensaje evangélico a todos los hombres y mujeres de su tiempo. Un ejemplo de esto es hacer semejante el reino de los Cielos con una viña, un viñador y sarmientos.

El Señor nos llama a ser sarmientos que permanecen en la vid. El sarmiento es el vástago o rama de la cepa de vid, de donde brotan las hojas, los zarcillos y los racimos. Solo puede dar fruto si permanece injertado en el tronco de la vid. Esto es imagen del cristianismo.

Permanecer injertados en la vid significa estar siempre en la gracia de Dios. Somos tan frágiles que cualquier cosa nos hace desconectarnos. Un disgusto, el maltrato de una persona, un acontecimiento no planificado ni deseado, la reincidencia en un vicio o pecado;  en fin, un número amplio de cosas nos hacen perder la gracia del Señor.

Permanecer hoy en la vid es reconocer que somos unos pecadores y que necesitamos profundamente de Dios para poder crecer y dar frutos de amor, bondad y humildad. ¡Ánimo! Pidamos perdón y volvamos a empezar este día una vez más.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,1-8):En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos».

Os dejo la paz, mi paz os doy

Todos queremos tener paz. Nuestra vida está llena siempre de agitados momentos y acontecimientos. Vivimos en un afán diario. El trabajo, los compromisos familiares, las situaciones inesperadas que se nos presentan absorben nuestra atención y ocupan nuestra mente. Nos hacen permanecer en un estado constante de intranquilidad.

Jesús nos ofrece y nos da Paz. Esta paz no es como la que da el mundo. La Paz cristiana no significa ausencia de preocupaciones. La Paz que nos ofrece Jesús consiste que podemo estar seguros que Él jamás nos dejará solos en medio de los peligros y “tormentas” de nuestra vida.

Podemos estar tranquilos. Estemos en Paz. El Señor nunca nos deja solos. Confía en Él. Estarás siempre seguro si te apoyas en su amor. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 14,27-31a): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado».

El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama

Podemos tener algo seguro en la vida: Dios nos ama. Nuestra existencia está marcada por grandes bendiciones aunque no lo queramos ver. Estamos vivos, podemos disfrutar de toda la naturaleza y las maravillas del universo, tenemos la posibilidad de avanzar y progresar mediante el trabajo y el esfuerzo diario; en fin, son varias las razones por las que podemos bendecir. ¿Qué nos falta?

La clave de la felicidad consiste en que hacemos con esas bendiciones y dones que Dios nos ha regalado. ¿Cual es la respuesta que das al amor de Dios? 

Guardar los mandamientos de Dios y ponerlos en práctica es amar a Dios. Lo que espera Dios de ti no es que te esfuerces, hagas grandes cosas o vivas una vida de perfección ficticia. Lo único que espera Dios es que le ames y lo demuestres con algo que te beneficia solamente a ti: guardar los mandamientos de Dios.

El Señor quiere que cumpliendo el amor de Dios puedas ser feliz, porque la felicidad cristiana es el amor. Sentir profundamente el amor de Dios y proyectar dicho amor de tu corazón en los demás.

En este día tan especial te pido que vivas para el amor y así el amor nunca dejará tu corazón.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 14,21-26): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él». Le dice Judas, no el Iscariote: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?». Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho».