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El amor con que tú me has amado esté en ellos

Dios nos ha creado para el amor. Si en nuestras familias, trabajos u organizaciones reina el amor entonces no hay posibilidad alguna de división, odio o rencor. La comunión se da solamente si ponemos nuestras acciones y palabras bajo el poder del Amor.

Dios es Amor y el habita en los corazones de aquellos que están dispuesto a amar como el nos ha amado. ¿Cómo nos ama Dios? De una forma totalmente distinta a como amamos o nos aman.

En el mundo todo es por interés. Las personas se acercan a ti buscando algo. Una solución o apoyo. Una dádiva o favor. El amor del mundo es interesado, limitado. Esto no es necesariamente malo. Un niño ama a su Padre cuando le trata bien pero si en algún momento le toca correjirle pues se ponen en dudas estas cosas. Es natural alejarnos de aquellos que no entendemos o pensamos que más nos hacen daño.

Hoy es un buen día para abrir nuestro corazón a esta forma de Amor. La clave de la armonía en tu familia, matrimonio, o trabajo es que ames de esta manera. Dios nos dará este amor en la forma de su Espíritu.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 17,20-26): En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. 

»Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos».

Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo

La existencia humana se realiza en un amplio abanico de situaciones y estados de ánimo. Es prácticamente inevitable que en algunos momentos tengamos que experimentar tristeza y desanimo. Todos los días enfrentamos situaciones difíciles que nos hacen dudar de muchas cosas. Eso es normal y natural. ¿Cual es el anuncio que nos hace Dios?

La buena noticia es que nuestro Señor a decretado para nosotros la felicidad plena. Nuestro Dios es aquel que convierte la oscuridad en luz, la muerte en vida, la tristeza en gozo.

¿Tienes algún problema o situación? ¡Ánimo! No estás solo o sola. Dios está siempre contigo y te acompañará en todo momento.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 16,20-23a): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada».

Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros

Muchas personas que no son cristianas se preguntan cual es el centro del mensaje de Cristo. Están confundidos porque están acostumbrados a ver muchas manifestaciones devocionales de la Fe cristiana y piensan que una religión más.

Uno de los aspectos que hacen del cristianismo único es que cree en un Dios cercano, histórico y que se manifiesta en la historia de vida que cada uno de los hombres y mujeres de este planeta. Dios es amor y misericordia y lo podemos experimentar en nuestra vida. ¡Dios nos ha amado muchísimo! Nos da la vida y múltiples gracias. Es verdad que muchas veces no lo vemos tan claro pero eso no quiere decir que no sea así.

El principal fruto del amor es la tranformación del destinatario del mismo. Cuando alguien se siente amado vive, es feliz y proclama dicho amor a los cuatro vientos. 

Déjate amar hoy por Dios. Él te quiere. Nunca dudes de Él.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,9-17):En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 


»Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. 


»No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros».

El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa

En las escrituras san Juan hace muchas referencias al Espíritu Santo que será enviado a nuestros corazones luego de la muerte y resurrección de Jesús. Parecería que el Señor no deja la mejor de las herencias: el Espíritu Paráclito.

El Espíritu de Dios mismo nos puede santificar, cambiar, transformar y resucitar. Son muchos las gracias recibidas y una de las más importantes es la que se refiere a la Verdad. 

Jesús es el camino, la verdad y la vida. Cuando se habla de la verdad se habla que, entre otras cosas, Él nos conduce a la verdadera iluminación. La verdad es que Dios nos ama muchísimo y ha decretado para nosotros la felicidad. Esto se descubre día a día en los acontecimientos de nuestra vida. Cuando experimentamos la acción de Dios en un momento difícil o descubrimos el porqué Dios permite ciertas cosas.

La Verdad es el Amor y el Amor es Dios. Este amor habitando nuestros corazones es el Espíritu Santo. Pidamos a Dios vivir siempre en la verdad, vivir siempre en el amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 16,12-15): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros».

Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos

Los árboles frutales son fundamentales para la supervivencia humana. Que sería de nuestra vida son un buen mango o un aguacate que acompañe esos platos tradicionales. La manzana, la pera y los diversos cítricos son fundamentales en la dieta diaria. ¿Son los cristianos como los árboles?

Si lo fundamental de un árbol es dar fruto lo mismo es para los cristianos. El fruto que estamos llamados es el AMOR. Dar fruto es amar, es permanecer en el Señor, es perdonar y amar incluyendo a nuestros enemigos. ¿Qué frutos das?

Si hoy amaneciste sin gana de perdonar a esa persona que te hizo algo, si no quieres servir en tu trabajo con todo el corazón o no aceptas algo de tu vida; no estás dando un buen fruto cristiano. 

Dar el buen fruto cristiano (el AMOR) produce en nosotros bendiciones. ¡Es la clave de nuestra felicidad! Así que ya llegó la hora de que des buen fruto, rico y sabroso, como solo los buenos árboles saben dar. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,12-17): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros».

Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros

El centro del mensaje de Jesús es el amor. Dios envía a Jesús a la tierra para hacer presente el amor en su máxima expresión. Dice San Juan: “y los amó hasta el extremo” haciendo ver el modo en que ha amado Dios en Jesús a toda la humanidad.

Permanecer en el amor de Dios significa hacer presente constante en nuestra vida diaria este amor. ¿Cómo podemos maltratar, odiar o rechazar si Jesús nos ha amado, curado y aceptado? 

Hoy es un buen día para permanecer en el amor. Pide perdón y ama a todos tus prójimos. Dios Padre nos ha amado muchísimo. No hay forma alguna de negar eso. Seamos reflejos de ese amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,9-11):En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado».

El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama

Podemos tener algo seguro en la vida: Dios nos ama. Nuestra existencia está marcada por grandes bendiciones aunque no lo queramos ver. Estamos vivos, podemos disfrutar de toda la naturaleza y las maravillas del universo, tenemos la posibilidad de avanzar y progresar mediante el trabajo y el esfuerzo diario; en fin, son varias las razones por las que podemos bendecir. ¿Qué nos falta?

La clave de la felicidad consiste en que hacemos con esas bendiciones y dones que Dios nos ha regalado. ¿Cual es la respuesta que das al amor de Dios? 

Guardar los mandamientos de Dios y ponerlos en práctica es amar a Dios. Lo que espera Dios de ti no es que te esfuerces, hagas grandes cosas o vivas una vida de perfección ficticia. Lo único que espera Dios es que le ames y lo demuestres con algo que te beneficia solamente a ti: guardar los mandamientos de Dios.

El Señor quiere que cumpliendo el amor de Dios puedas ser feliz, porque la felicidad cristiana es el amor. Sentir profundamente el amor de Dios y proyectar dicho amor de tu corazón en los demás.

En este día tan especial te pido que vivas para el amor y así el amor nunca dejará tu corazón.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 14,21-26): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él». Le dice Judas, no el Iscariote: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?». Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho».

¿Quién eres tú?

Estamos ahora cerca del fin de la cuaresma y todas las lecturas nos ponen en sintonía con la Pascua. ¿Quién es el protagonista del Tríduo Pascual? Nuestro Señor Jesucristo ¿Por qué? Porque Él encarna el mensaje que anuncia la Pascua.

Somos invitados todos a asumir o creer en este tiempo, con mas fuerza, el mensaje de nuestra salvación. Dios en su inmensa misericordia nos ha dado como un don o regalo a su hijo amado. Jesús es nuestra salvación porque se encarnado, a sufrido lo que tu has sufrido y ha dado con su muerte, muerte a este sufrimiento, redimensionandolo en la cruz. En la cruz gloriosa nuestro sufrimiento se convierte en “piedra angular” sobre la que se construye el edificio de nuestra Fe.

Tener Fe hoy es creer que somos resucitados. Antes estábamos muertos en nuestros pecados. Ahora el Señor nos llena de vida mediante el perdón y el amor. ¡Eso es resucitar!: “Caminar” por esta vida experimentando todos los días la fuerza viva de Jesucristo resucitado. ¡Ánimo! Entremos en este tiempo con alegría y amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 8,21-30):En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos:«Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’?». El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados». 


Entonces le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar, pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a Él es lo que hablo al mundo». No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él». Al hablar así, muchos creyeron en Él.

¿Quién eres tú?

Estamos ahora cerca del fin de la cuaresma y todas las lecturas nos ponen en sintonía con la Pascua. ¿Quién es el protagonista del Tríduo Pascual? Nuestro Señor Jesucristo ¿Por qué? Porque Él encarna el mensaje que anuncia la Pascua.

Somos invitados todos a asumir o creer en este tiempo, con mas fuerza, el mensaje de nuestra salvación. Dios en su inmensa misericordia nos ha dado como un don o regalo a su hijo amado. Jesús es nuestra salvación porque se encarnado, a sufrido lo que tu has sufrido y ha dado con su muerte, muerte a este sufrimiento, redimensionandolo en la cruz. En la cruz gloriosa nuestro sufrimiento se convierte en “piedra angular” sobre la que se construye el edificio de nuestra Fe.

Tener Fe hoy es creer que somos resucitados. Antes estábamos muertos en nuestros pecados. Ahora el Señor nos llena de vida mediante el perdón y el amor. ¡Eso es resucitar!: “Caminar” por esta vida experimentando todos los días la fuerza viva de Jesucristo resucitado. ¡Ánimo! Entremos en este tiempo con alegría y amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 8,21-30):En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos:«Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’?». El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados». 


Entonces le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar, pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a Él es lo que hablo al mundo». No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él». Al hablar así, muchos creyeron en Él.

¿Cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano?

La justicia humana es mucho más severa que la divina. Las leyes de cumplen por igual y no tienen posibilidad de perdón. Aunque las sociedades han creado la figura del indulto es algo extraordinario que solo concede el presidente en circunstancias excepcionales. ¿Cómo de vive esta realidad en el cristianismo?

Cuando un prójimo te falta o te hace daño debe retribuir o reparar ese error. El problema está en que la “cadena del mal” se hace interminable. Todos tenemos algo por lo que pedir perdón y nuestra acción cotidiana nos hace, muchas veces sin querer, faltarle a alguien. 

Para poner un ejemplo está el conflicto de los paises. Hay naciones enemistadas por siglos. Han vivido en guerra desde hace generaciones y todos han tenido algo de responsabilidad. Se han bombardeado mutuamente por décadas y de ambos lados se han contado innumerables muertes de víctimas inocentes. Todos estos sucesos crean heridas profundas difíciles de sanar. ¿Cual es la única solución posible? El perdón.

El amor se manifiesta en el perdón. No importa cuanto hagamos, el perdón cristiano implica saldar las deudas de un manera definitiva. Cuando un cristiano perdona o pide perdón lo hace apoyado en la realidad de que ha sido amado por Dios primero. La fuente del perdón cristiano es el Señor Misericordioso que nos ama y perdona siempre.

Definitivamente el mundo y nuestras vidas fueran mejores si pusiéramos en práctica esta palabra diariamente. Tu ayuno de hoy es pedir perdón y perdonar. ¡Ha llegado el momento del amor! ¡Estamos en la era del perdón!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 18,21-35): En aquel tiempo, Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.


»Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré’. Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. 


»Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’. Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré’. Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’. Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano».