Purifiquemos nuestros corazones. Seamos coherentes por dentro y por fuera. !Que fácil es vivir una vida en doblez!
Ciertamente, tendemos a vivir nuestra fe como un conjunto de prácticas externas. Las mismas no son malas pero pueden tornarse falsas si no hacemos lo más importante: amar.
El Amor es la ley entera. Amar a Dios por encima de todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos es cumplirla plenamente. Esa es la verdadera senda del cristianismo. El pilar de toda existencia feliz. ¡Ánimo!
Leer:
Texto del Evangelio (Lc 11,37-41): En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando, pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer. Pero el Señor le dijo: «¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior? Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros».