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Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres

Jesús quiere que participemos de su misión. El vino al mundo para manifestar con palabras y obras que el reino de los Cielos ya había llegado. Vino a inaugurar una nueva etapa en la historia de la humanidad. Aquella que nos prepara para vivir plenamente unidos a nuestro padre de Dios en una alianza de amor. ¿Qué nos toca hacer?

No vivíamos en nuestros proyectos individualistas. Seamos hombres y mujeres dispuestos a hacer siempre la voluntad de Dios poniendo generosamente nuestro tiempo y talento al servicio de Dios. Digamos un SI pleno y rotundo al llamado que nos hace el Señor a participar en el anuncio de la buena nueva.

La mayor bendición que podamos tener hoy es iniciar este nuevo tiempo litúrgico con la alegria de saber que trabajar para el reino de Dios es un título de gloria. El nuevo año inicia y junto con el también se renueva nuestra disponibilidad de hacer siempre la voluntad de Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 1,14-20): Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.

Y comieron todos hasta que quedaron satisfechos

Los seres humanos de esta época viven como ovejas sin pastor, ¿qué significa eso? Que están rodeados de mucho ruido y acelerado ritmo de trabajo pero pierden el sentido trascendental y profundo de la vida. Jesús vuelve para salvar esa situación.

Hoy más que nunca necesitamos de Cristo. Viene a darnos el alimento que necesitamos para tener paz y amor en nuestras vidas. Se manifiesta una vez más a todos los seres humanos mediante la gracia de su misericordia. Si tienes alguna situación de sufrimiento, no desesperes… grita a Dios y él te escuchará y vendrá en tu auxilio.

¡Ánimo! Dios nos ama. Esa seguridad da paz interior y calma todas las inquietudes que puedan surgir. En este hermoso día hagamos pausa en nuestra afanes y repitamos en nuestro interior la siguiente frase: “gracias Señor por todo, se que tú me amas ciertamente”. Amén.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 6, 34-44): En aquel tiempo, vio Jesús una gran multitud y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tienen pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas. Y como fuese muy tarde, se llegaron a Él sus discípulos y le dijeron: «Este lugar es desierto y la hora es ya pasada; despídelos para que vayan a las granjas y aldeas de la comarca a comprar de comer». Y Él les respondió y dijo: «Dadles vosotros de comer». Y le dijeron: «¿Es que vamos a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?». Él les contestó: «¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo». Y habiéndolo visto, dicen: «Cinco, y dos peces».

Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos de comensales sobre la hierba verde. Y se sentaron en grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces y levantando los ojos al cielo, bendijo, partió los panes y los dio a sus discípulos para que los distribuyesen; también partió los dos peces para todos. Y comieron todos hasta que quedaron satisfechos. Y recogieron doce cestas llenas de los trozos que sobraron de los panes y de los peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.

Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron

Dios se ha manifestado en la tierra a través del nacimiento de Jesucristo. Una estrella, imagen del anuncio de la buena noticia, condujo a tres Reyes Magos, representantes el mundo pagano, hacia el lugar de su nacimiento. ¡Oh maravilloso misterio! El verbo de Dios se ha hecho carne y a puesto su morada entre nosotros.

De igual manera nuestro Señor se quiere hacer carne en nuestras vidas. Quieres nacer en nuestros corazones para a través de nosotros manifestarse al mundo entero. Un cristiano es otro Cristo que con sus obras manifesta el amor de Dios.

Pidamos al Señor que nos conceda ver y adorar su presencia en nuestras vidas. Abramos nuestros corazones a sus dones. Oro, incienso y mirra son los “dones” a través de los cuales podemos acceder al gran misterio del amor divino. Amén.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 2,1-12): Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle». En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel’».

Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle».

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.

En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre

Para reconocer que Jesús es Mesías y salvador es necesario tener el Espíritu Santo. Necesitamos una asistencia de lo alto para acoger en nuestro corazón al Señor. Muchos santos pedían en sus oraciones a Dios que les diera también la disposición de hacer su voluntad. Es decir, que necesitamos hasta para desear las cosas divinas la ayuda de nuestro Padre Dios.

Hoy también necesitamos la asistencia de lo alto. Con los problem que se nos presentan día a día necesitamos de alguien que nos conozca profundamente y sepa lo que realmente necesitamos. Solo Dios nos conoce profundamente. Solo Él puede dar respuesta a todos nuestros anhelos y esperanzas.

En este tiempo de navidad celebremos que Dios siéndote está con nosotros. Alegrémonos de que nuestro Padre celestial siempre quiere habitar en nuestros corazones. Él quiere estar siempre cercano haciéndonos experimentar su amor. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 1,43-51): En aquel tiempo, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le dice: «Sígueme». Felipe era de Bestsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ése del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret». Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?». Le dice Felipe: «Ven y lo verás».

Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?». Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

He ahí el Cordero de Dios

Jesús ha nacido en la tierra para morir por todos nosotros. Él es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo y que viene salvarnos de todo mal. Estamos llamados a ser testigos de ese hecho, testigos de su amor.

Juan El Bautista invitó a sus discípulos a seguir a Jesús. Él era precursor y testigo de que Dios había querido enviar a Jesús, el Cristo, a salvar a toda la humanidad. Así también nosotros podemos dar un testimonio valiente de esperanza y amor en medio de tanto miedo por el COVID-19 y otros males que afectan a la humanidad.

¡Nunca dudemos del amor de Dios! La navidad es tiempo donde el Señor se manifiesta como un Dios cercano, que conoce nuestro sufrimientos y que se ha hecho carne para darles sentido en la encarnación de Jesús. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 1,35-42): En aquel tiempo, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?». Ellos le respondieron: «Rabbí —que quiere decir, “Maestro”— ¿dónde vives?». Les respondió: «Venid y lo veréis». Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Éste se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías» —que quiere decir, Cristo—. Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» —que quiere decir, “Piedra”.

De Egipto llamé a mi hijo

En las escrituras, Egipto es símbolo de esclavitud, oscuridad y muerte. Egipto simboliza la condición humana sometida al poder del pecado. Es precisamente de esa situación de la que Dios quiere sacarnos día a día. Nos quiere liberar. Nos quiere introducir en una nueva realidad de amor y compasión.

Jesús es el Salvador enviado por Dios para realizar su plan de salvación con cada uno de nosotros. La navidad es tiempo para celebrar el triunfo del Señor sobre cualquier tipo de esclavitud o muerte. La navidad es tiempo de hacer presente que Dios se ha hecho carne, uno con nosotros, para destruir en nuestro ser todo rastro de oscuridad, desesperanza o agobio.

¡Ánimo! Nos ha nacido El Salvador. Podemos disfrutar de las maravillas que ha hecho y quiere seguir haciendo en nuestra vida. ¡Feliz navidad!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 2,13-18): Después que los magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al Niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al Niño para matarle». Él se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo».

Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen».

En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios

Desde principios de la historia de la humanidad, las prostitutas y los funcionarios corruptos de los gobiernos han ocupado lugares detestables de la sociedad. Normalmente son despreciados por todas las sociedades. Sin embargo, Jesús les mencionaba cuando quería significar que si ellos hacían la voluntad de Dios eran mejores que aquellos que están en la Iglesia y dicen ser muy buenos cuando en realidad nunca hacen la voluntad de Dios.

La misma palabra es para nosotros hoy. El Señor nos invita a convertirnos seriamente. A dejar el “bulto, allante y movimiento” y poner en práctica la palabra de Dios. Nuestro Dios nos invita a vivir como hombre y mujeres íntegros. Nos dice que nuestras acciones deben coincidir con nuestras palabras.

¡Ánimo! Este adviento nos invita con amor a una conversión sincera de corazón. Nos llama a pensar que ella vida es muy corta, que todo pasa y que nos espera una vida mejor. Nunca dudemos del amor de Dios. Siempre pensemos en su gracia abundante.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 21,28-32): En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ‘Hijo, vete hoy a trabajar en la viña’. Y él respondió: ‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: ‘Voy, Señor’, y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?». «El primero», le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él».

La Sabiduría se ha acreditado por sus obras

La obra de Dios es que tengamos vida eterna. La voluntad de Dios es que tú y yo seamos felices, que podamos recorrer el camino de la vida que conduce al cielo y nos hace experimentar las maravillas de su amor.

Sin embargo, es posible que rechacemos esta maravillosa oferta. En un mal uso de nuestra libertad podemos negarnos al llamado de salvación de nuestro Señor y hacer con nuestra vida lo que nos dé la gana. La realidad es que podemos cerrar nuestro corazón a la acción salvífica de nuestro mesías.

Hoy se nos llama a acoger la buena noticia de salvación que se nos ofrece. Somos invitados a reconocer en Jesús a nuestro único Señor. Delante de nosotros se abre un camino que conduce al cielo, que nos llevará con nuestro Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,16-19): En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado’. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: ‘Demonio tiene’. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras».

Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir

¡Ya viene nuestro Dios! ¡Ya viene nuestro rey! El mundo se llena de sabiduría y gracia porque el Señor de Señores se ha hecho carne y quiere habitar en nuestros corazones. ¿Estás dispuesto?

Seamos verdaderos seguidores de Cristo. Sigamos su ejemplo y pongamos en práctica su palabra. Esa es la vía que conduce al encuentro profundo y personal con el mesías y salvador del mundo entero.

¡Vivamos adviento! Entremos en el tiempo de gracia del Señor que nos permitirá acoger con gracia y dignidad a Jesús que ya viene… volverá y se quedará con nosotros. Amén.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,11-15): En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga».

Porque mi yugo es suave y mi carga ligera

Tenemos días en los que nos sentimos tristes y llenos de angustia. Hay momentos en los que las circunstancias nos llevan a la tristeza y desesperanza. En medio de tanta oscuridad solo podemos contar con una luz: Cristo.

Nuestro Señor Jesús vino a la tierra a mostrarnos su camino. Nos vino a consolar y apoyar. Trae consigo paz y alegría. No nos deja solos en nuestras angustias y problemas. Él da sentido a nuestra existencia.

Seamos verdaderos hombres y mujeres que celebran la vida en medio de las pruebas. Seamos cristianos que bendicen a Dios en todo momento. ¡No nos preocupemos! ¡Cristo viene y habitará en nuestros corazones! ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,28-30): En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».