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El que venga a mí, no tendrá hambre

La expresión “tener hambre” ha sido utilizada en los evangelios para significar algo profundo, trascendental. Las personas buscan saciar su”hambre” con alimento perecedero. La oferta de Jesús, a pesar que también dio de ese pan, es distinta. 

Nos pasamos la vida con hambre. Y es verdad. Tenemos que hacer mínimo tres comidas y algunos, en dieta eterna, hacen hasta cinco. La alimentación sana y adecuada se ha puesto de moda. Parece que el mundo está obsesionado con el tema del hambre y la buena alimentación. Lo de Jesús no es de este mundo. No tiene que ver con “la carne ni la sangre”.

El Señor nos invita a comer de SU pan, símbolo y realidad del amor de Dios. En la fracción del Pan no sólo reconocemos que ha resucitado. También podemos experimentar que al comer el pan, estamos comulgando la vida misma. Hoy es día de experimentar la vida eterna. Vamos a la Eucaristía contentos porque ha llegado el momento de la vida eterna, de nuestra resurrección.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 6,35-40): En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día».

Señor, danos siempre de ese pan

En de indudable certeza el hecho de que los seres humanos trabajamos para ganar el sustento de cada día. Cada mañana nos levantamos para ir al trabajo y luchar para lograr mejores condiciones de vida, en definitiva, vivir mejor.

El milagro del pan es interpretado mal. Las personas le piden a Jesús señales según sus esquemas materiales. Quiere el pan que le satisfaga su hambre material, que les quiten la cruz, que le resuelvan sus problemas. El Señor aprovecha para dar una palabra importante. El pan que Él da es el que baja del cielo. El que provee Dios para cada uno de nosotros. ¿Estás dispuesto a comer de ese pan? ¡Ánimo! Qué ese si da vida eterna.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 6,30-35): En aquel tiempo, la gente dijo a Jesús: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed».

El que cree en el Hijo tiene vida eterna

Dios ha querido revelarse a toda la humanidad mediante tu Hijo. ¿Qué podemos ver de Dios Padre en Jesús? La naturaleza divina.

Los seres humanos experimentamos día a día el cansancio de vivir. Estamos en un sin fin de actividades que agitan y nos hacen pensar que la existencia debería ser algo más. Es por eso que con el tiempo de ocio queremos hacer siempre cosas extraordinarias. Llenar nuestro tiempo de actividades que nos permiten “disfrutar” un poco del gozo de vivir.

La clave en este tiempo de Resurrección es acoger a Jesús Vivo en nuestro corazones y así participar de la vida eterna que él nos ofrece. ¿Cómo se logra esto? Pues pídeselo al Señor. Pídele humildemente que te permita vivir aquí en la tierra un pedacito del Cielo. Él te escuchará.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 3,31-36): El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.

Para que el mundo se salve por Él

Hoy es el día en que se celebra la cruz. Muchos se escandalizarían de este día. ¿Cómo es posible que se celebre la muerte de un justo en un madero? ¿Qué tiene de bueno que alguien sea sentenciado a muerte de cruz?

La cruz es símbolo de todo lo que nos destruye, va en contra de nuestros esquemas, nos hace sufrir o no aceptamos de nuestra vida. No hay cosa en nuestra existencia más profunda que la cruz. 

Todos los seres humanos, sin excepción, tenemos una cruz. Que quiere decir que tenemos un sufrimiento concreto, pequeño o grande, que nos hace sentirnos impotentes y a veces nos mete en duda de Fe. ¿Cuál es tu cruz hoy? ¿Cuál es el sufrimiento que tienes hoy?

La buena noticia es que este sufrimiento el Señor lo hace glorioso. El sentido del sufrimiento que tu no te has buscado, sino que ha sido Dios que lo permitido, es hacerte santo. Si, aceptar la enfermedad, vejez, humillación, temperamento de un ser querido, entre otras es una medio de purificación y crecimiento. En el mundo hay muchas personas que han encontrado en la tragedia el medio de un nivel de felicidad mas plena y profunda.

Dios nos invita hoy a entrar en nuestra historia bendiciéndole con toda el alma. Sabiendo que Él lo ha hecho todo bien y quiere que seamos felices. ¡Ánimo! La cruz es un bendición y al final siempre encontraremos la resurrección.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 3,13-17): En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él».

Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible

¿Podemos dejar lo seguro por la promesa? Hay un refrán que dice “más vale pájaro en mano que cien volando”. Estamos diseñados para poner nuestra confianza en lo que se ve. 

En el evangelio no se quiere anular este comportamiento normal de todos nosotros. Lo que se quiere es poner acento en algo todavía más fuerte que eso: todo pasa en este mundo.

Los bienes, riquezas, juventud, honores y todo lo que podamos acumular un día será polvo y nada. Esa es la vida. Esa es nuestra realidad.

Por eso somos invitados hoy a poner nuestra confianza solo en Dios. Esto se pone en práctica mediante la relación sana y estable con los afectos y bienes de este mundo. La vida eterna consiste en poner nuestra confianza solo en Dios. Lo demás nos viene por añadidura.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 19,23-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible». 

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».

Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?

La búsqueda incansable de la felicidad ha sido una constante en la vida de los seres humanos. Las filosofías, ideologías y religiones tienen eso en común. ¿Cual es el camino de la felicidad? Todos queremos una respuesta a esta interrogante fundamental.

Hoy en día hay una respuesta generalizada a la búsqueda de la felicidad. El mundo nos presenta que la riqueza y la fama son las claves para una vida plena y realizada. La publicidad, los libros y lo que nos dicen los líderes mundiales es que si tienes mucho dinero y gloria entonces serás feliz y admirado por todo el mundo.

La paradoja consiste en que por ejemplo muchos artistas tienen todo lo que uno podría desear pero aún así de drogan o suicidan, ¿cuál es la razón de este fenómeno? Pues que no solo de “pan vive el hombre”. Esto quiere decir que tenemos que saber que no solo de dinero o abundancia de bienes consiste la felicidad.

Busquemos la felicidad con trascendencia. Disfrutemos lo que tenemos y tengamos ambición sana. Que todo en esta vida pasa. Lo único que no pasa es el amor que podamos tener a nuestro a prójimo y a Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 19,16-22): En aquel tiempo, un joven se acercó a Jesús y le dijo: «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?». Él le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos». «¿Cuáles?» —le dice él—. Y Jesús dijo: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo». Dícele el joven: «Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?». Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme». Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.

Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido

Todo tiene su requisito. Para entrar a la universidad o al colegio, para ser miembro de un club u organización social o simplemente para ser parte de un grupo de cualquier tipo. Debemos cumple con requerimientos mínimos para cualquier tema de acontecer nacional. ¿Cual es la condición fundamental para ser seguidor de Jesús? 

Nuestro Señor Jesús no exige ni obliga. Su buena noticia invita, cuestiona y nos ponen en una actitud. Seguir al hijo de Dios implica dejar lo que nos hace daño. Lo que los quita La Paz. Los que nos hace infelices. 

El seguimiento no trata de dejar algo bueno para seguir a un hombre. Lo que Él quiere es que dejemos el mal camino y podamos disfrutar de su promesa y esta es ¡Vida Eterna!

¿Estás dispuesto a seguir a Jesús en éstas condiciones? Este es el camino de la vida. La victoria de Jesús sobre nuestras esclavitudes e idolatrías.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 10,28-31): En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».

¿Qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?

La búsqueda incesante de felicidad siempre ha dominado el corazón de los seres humanos. Las filosofías, ideologías y religiones existen precisamente por esta búsqueda. Todas estas realidades son intentos de respuesta a la pregunta existencial más importante de todas: ¿cómo puedo ser feliz?

Un joven se hace esta pregunta seriamente. Él es un joven rico. Se parece a cualquier joven de nuestro tiempo. Vive una vida de lujo y no le falta nada pero a pesar de eso, parece que hay algo en su corazón que no “cuadra”. No es feliz. Esta ahí la razón de pregunta. Lo tiene todo pero le falta lo mas importante. Por eso le pregunta a quien puede responderle.

El Señor parece que ya le conoce. Lo remite al cumplimiento de la ley. La observancia externa de la norma es un comienzo pero no es la plenitud. Este joven dice que eso lo hace y es ahí donde Jesús aprovecha para dar la mas importante catequesis. Para ser feliz (tener vida eterna) se tiene que amar a Dios con todo el corazón, con todo el alma y con todas las fuerzas.

Vender los bienes significa amar a un solo Dios. La idolatría no puede existir en el corazón de alguien que quiere ser feliz. Ni el dinero, los afectos, el trabajo, ni nada puede ocupar el lugar de Dios en nuestro corazón. ¿Estás dispuesto a vender tus bienes? Esto significa renunciar a tus ídolos y amar solo a Dios. El Señor quiere que tengas vida eterna. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 10,17-27): Un día que Jesús se ponía ya en camino, uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante Él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?». Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre». Él, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud». Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme». Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. 
Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!». Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios». Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios».

No he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo

Podría decirte que también Jesús es un “misionero”. Dios Padre ha enviado a su hijo con la mas importante de todas las misiones. Esta labor consiste en SALVAR al mundo entero. ¿Cómo realiza el Señor esta importante tarea?

San Pablo dice en una de sus cartas que Dios ha querido salvar al mundo a través de la “necedad de la predicación”. El apóstol sabía muy bien que con el anuncio del Kerygma y las correspondientes catequesis era posible suscitar en el corazón de los hombre y mujeres de su tiempo y de todos los tiempos la Fe y experimentar lo que la Fe produce: ¡Vida Eterna!

Hoy es un excelente día para decirle SI a Jesús. Acoger su palabra y creer en su amor nos conduce a la Vida Eterna. Pero también el Señor nos invita a predicar. Nos envía a ser testigos de su amor. Esto es dar la vida porque la hemos recibido primero. ¿Estás dispuesto?

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 12,44-50): En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí».

Mis ovejas escuchan mi voz

El evangelio de San Juan dedica varios versículos a la figura de Pastor y ovejas. Jesús se les presenta muchas veces a sus discípulos como el Buen Pastor que cuida de sus ovejas. ¿Cómo podemos ser miembros de su redil?

Para aquellas culturas de pastoreo frecuente la figura del pastor está llena de importante significado. Realmente, en las ovejas de un rebaño conocen la voz del Pastor. Entre ellos se da una realicen cercana, especial. El pastor, dueño de sus ovejas, las ama y cuida porque sabe muy bien los peligros que acechan sobre ellas. 

Una oveja escucha y conoce muy bien la voz de su pastor. Nosotros los cristianos estamos invitados constantemente a escuchar la voz de Jesús. ¿Por qué? Porque esta es la palabra de Dios. Jesús y nuestro Padre Dios son uno. Sabemos que la voz de Jesús da vida, resucita.

Hoy es un buen día para renovar nuestro amor y cercanía con Jesús. ¡Ánimo! Seamos ovejas fieles de Jesús nuestro buen Pastor.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 10,22-30): Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente». Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».