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¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?

Estar en comunión con Dios tiene un efecto muy profundo en el ser humano. Estar en comunión profunda con el Señor no es solamente creer en Él, es algo mucho más que adherirse a ciertas verdades o principios filosóficos o ideológicos.

Cuando en la Iglesia comulgamos el cuerpo y sangre de Cristo en la forma de pan y vino estamos asumiendo, entre otras cosas, la naturaleza misma de Jesús. El CRISTO está resucitado! El vive y quiere que también nosotros vivamos para siempre! Es por eso que nos da de su naturaleza para que podamos tener vida eterna. 

¿Estás dispuesto a “comulgar” el cuerpo y sangre de Cristo? Esto significa que tu estarías dispuesto a morir por los demás. Amar hasta el extremos a tu pareja, padres, hijos, amigos, compañeros de estudio o trabajo. Asumir la naturaleza de Jesús es estar dispuesto a morir para VIVIR. El que ama como Cristo nunca experimentará la muerte. ¿Estás dispuesto?

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 6,52-59):En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.

Yo le resucitaré el último día

Hablamos siempre de la resurrección aquí y ahora.  Es cierto que Dios nos hace vivir la alegría de la salvación desde hoy mediante la victoria de Jesucristo sobre nuestras muertes “particulares”. Sin embargo, no podemos olvidar un aspecto importante del misterio Pascual.

La promesa de resurrección no es para quedemos felices en la tierra. Es sobre todo promesa de lo que vamos a experimentar después de nuestra muerte: la RESURRECCIÓN.

Es por eso que San Pablo insiste en tener “nuestros ojos puestos en las cosas del cielo y no en las de la tierra”. El cielo existe y es nuestra mirada definitiva. Querer ir al cielo es un sentimiento que siempre está presente en el corazón de los santos y santas de todos los tiempos. 

Vivir la vida sabiendo que un día moriremos, resucitaremos y tendremos que dar cuentas de nuestros actos es fundamental para mantenernos firmes en la Fe y saber que debemos construir día a día con nuestras obras nuestra “casa en el cielo”.

Les animo a pensar hoy en el cielo. Saber que la resurrección es la promesa mas hermosa que nos ha hecho nuestro Señor Jesús.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 6,44-51):En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; éste es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo».

Que no pierda nada de lo que él me ha dado

La voluntad de un hombre o mujer con poder siempre se lleva a cabo. Los españoles dicen que “va a misa” para indicar que algo se hace seguró sin importar obstáculos.

Hay en el mundo muchísimos ejemplos de cómo el poder de un presidente o jefe de gobierno así como el dinero de un hombre rico hacen que sus voluntades y deseos se lleven al cabo por encima de la voluntad de personas e instituciones. ¿Quién es el más poderoso de todos los poderosos?

Dios es el creador de toda la tierra. No hay en nuestro planeta un solo átomo o molécula que no haya sido creada por Dios. Dios tiene el poder de cambiar todo a su antojo. Él es el rey de todo lo que existe, ¡¿quién como Dios?!

¿Sabes cual es la voluntad de Dios? ¡Que tu tengas Vida Eterna! ¡Que seas feliz! ¡Que resucites de la muerte! ¡Que vivas en la luz! Hoy es el día en que debes abrir tu corazón a su voluntad. Deja el llanto, el dolor y las lágrimas: ¡RESUCITO!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 6,35-40):En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día».

Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna

La obra de Dios es que todos podamos alimentarnos bien, ¿suena rara esta afirmación? Veamos.

Si hay algo que los líderes de todo tipo y sobre todo los políticos es que para mantener contento al pueblo es necesario satisfacer sus necesidades básicas. “Pan y circo” era una máxima romana que significaba que para mantener a un pueblo satisfecho era necesario darle entretenimiento y mantener su barriga llena. 

Muchos seguían a Jesús no porque quería convertirse o poner en práctica sus enseñanzas. Le buscaban porque les solucionaba sus problemas concretos. Les sanaba de sus padecimientos físicos o les daba de comer pan y peces. Buscaban una solución terrenal a sus problemas. Jesús desde el primer momento aclara la cuestión.

Les dijo que el motivo de su misión era que todos tuvieran Vida Eterna. Que a pesar de los Milagros físicos que realizaba quería hacer el milagro mas grande que era el moral, el espiritual.

Aquellos que tuvieran el corazón herido, que su vida no tuviera sentido o simplemente buscaban algo mejor en sus vidas, podían acercarse y descubrir en Jesús la fuente de agua viva que brota para la vida eterna.

Tomemos el alimento que viene del cielo. Reconozcamos el amor de Dios que se manifiesta en nuestra vida con hechos concretos. ¡Ánimo! Dios nos ama y quiere que VIVAS.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 6,22-29):Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos le vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. 


Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello». Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para realizar las obras de Dios?». Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien Él ha enviado».

El que cree en el Hijo tiene vida eterna

Hay cosas en la vida que nos pone en una perspectiva diferente. Acontecimientos nos suceden y cambian nuestra vida. La muerte de una persona cercana, un accidente, el nacimiento de un hijo o un nuevo trabajo son eventos que nos pasan qe pueden cambiar el rumbo de nuestra existencia de una forma radical. La resurrección también lo es.

Los apóstoles estaban temerosos, asustados y sin esperanza. Miraban la situación y sentían el mismo vacío que siente alguien que pierde a un padre. Estaba como huérfanos. Habían perdido la esperanza. Estaban viviendo “según la carne”. Estaban mirando “las cosas de la tierra y no las del cielo”.

Hoy es un buen día para alzar nuestra mirada. El Señor nos incita a “ser celestes”. Creer en Jesús implica asumir una postura ante la vida. Ya no hay llanto, ni luto, ni pesar: RESUCITÓ. La resurrección produce en tu Vida Eterna, ¿la quieres? Pues deja de mirarte el ombligo y contempla hoy el amor de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 3,31-36):El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.

Si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás

¿Por qué los cristianos tenemos fe en Jesús? ¿Cuál es el “poder” que le atribuimos al Señor para poder creer?

Un punto muy importante de nuestra Fe está en reconocer en Jesús su naturaleza divina. El “Yo soy” de Jesús escandaliza a los judíos. En el evangelio aparece un Jesús que declara su naturaleza. Él es el hijo de Dios y esto le da poder sobre nosotros. ¿Qué tipo de poder?

Jesús, nuestro Señor tiene poder para sanar, perdonar, reconciliar, alegrar, y sobre todo ¡RESUCITAR!

Esperemos la manifestación de su naturaleza y poder en esta Pascua que se avecina. El Señor se hará presente en el Tríduo Pascual y todos los días de nuestra vida en forma de resurrección.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 8,51-59):En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás». Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: ‘Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás’. ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?». Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: ‘Él es nuestro Dios’, y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su Palabra. Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró». Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy». Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.

¿Quién eres tú?

Estamos ahora cerca del fin de la cuaresma y todas las lecturas nos ponen en sintonía con la Pascua. ¿Quién es el protagonista del Tríduo Pascual? Nuestro Señor Jesucristo ¿Por qué? Porque Él encarna el mensaje que anuncia la Pascua.

Somos invitados todos a asumir o creer en este tiempo, con mas fuerza, el mensaje de nuestra salvación. Dios en su inmensa misericordia nos ha dado como un don o regalo a su hijo amado. Jesús es nuestra salvación porque se encarnado, a sufrido lo que tu has sufrido y ha dado con su muerte, muerte a este sufrimiento, redimensionandolo en la cruz. En la cruz gloriosa nuestro sufrimiento se convierte en “piedra angular” sobre la que se construye el edificio de nuestra Fe.

Tener Fe hoy es creer que somos resucitados. Antes estábamos muertos en nuestros pecados. Ahora el Señor nos llena de vida mediante el perdón y el amor. ¡Eso es resucitar!: “Caminar” por esta vida experimentando todos los días la fuerza viva de Jesucristo resucitado. ¡Ánimo! Entremos en este tiempo con alegría y amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 8,21-30):En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos:«Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’?». El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados». 


Entonces le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar, pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a Él es lo que hablo al mundo». No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él». Al hablar así, muchos creyeron en Él.

¿Quién eres tú?

Estamos ahora cerca del fin de la cuaresma y todas las lecturas nos ponen en sintonía con la Pascua. ¿Quién es el protagonista del Tríduo Pascual? Nuestro Señor Jesucristo ¿Por qué? Porque Él encarna el mensaje que anuncia la Pascua.

Somos invitados todos a asumir o creer en este tiempo, con mas fuerza, el mensaje de nuestra salvación. Dios en su inmensa misericordia nos ha dado como un don o regalo a su hijo amado. Jesús es nuestra salvación porque se encarnado, a sufrido lo que tu has sufrido y ha dado con su muerte, muerte a este sufrimiento, redimensionandolo en la cruz. En la cruz gloriosa nuestro sufrimiento se convierte en “piedra angular” sobre la que se construye el edificio de nuestra Fe.

Tener Fe hoy es creer que somos resucitados. Antes estábamos muertos en nuestros pecados. Ahora el Señor nos llena de vida mediante el perdón y el amor. ¡Eso es resucitar!: “Caminar” por esta vida experimentando todos los días la fuerza viva de Jesucristo resucitado. ¡Ánimo! Entremos en este tiempo con alegría y amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 8,21-30):En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos:«Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’?». El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados». 


Entonces le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar, pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a Él es lo que hablo al mundo». No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él». Al hablar así, muchos creyeron en Él.

El Hijo da la vida a los que quiere

La iglesia está viviendo en este tiempo la cuaresma. Podríamos decir que estamos en la “hora” de Dios. Es un tiempo oportuno de conversión y de reencuentro con nuestro Padre Dios.

La voluntad de Dios no es que nos quedemos en el ayuno, oración y limosna como práctica cuaresmal ascética. La cuaresma es muy bonita pero mucho más importante es su finalidad. La cuaresma está en función de la Pascua. El querer de Dios es que TODOS tengamos vida en abundancia.

Hermanos y hermanas. ¡La gran noticia es que Dios quiere resucitarte! Alégrate, porque este misterio que debe darse todos los días lo vamos a celebrar en breve. Nunca te desanimes.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 5,17-30):En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo» Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios. 


Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. 


»En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado».

Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?

Tenemos tantos estereotipos en la vida. Pensamos que ser un buen cristiano es cumplir una serie de reglas y compromisos. Vivimos la “religión” de una forma muy superficial y externa. Nunca ha sido así la enseñanza de Jesús.

Siempre vemos personas que reducen la experiencia cristiana a una serie de ritos y “cumplimientos”. Van a misa los domingos (mientras más corta, mejor). Hacen el rezo del Rosario los viernes por la tarde. Vamos a la funeraria a dar el pésame puntualmente y nunca hacemos algo “malo” a nadie. Pensamos que si no hemos matado o robado a nadie cumplimos plenamente con nuestro deber cristiano. Eso no es cristianismo… por favor. ¿Qué es por tanto ser cristiano?

Ser cristiano es tener dentro VIDA ETERNA. ¿Y cómo se logra eso? Ya el Señor respondió en la Cruz. Se tiene VIDA ETERNA cuando se ama hasta el extremo. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas y al prójimo como ti mismo.

¿Tienes a Dios como centro de tu vida? ¿Respiras, comes y caminas con Dios y en Dios? ¿Has puesto a Dios por encima de tu familia, de tus amigos, de tu trabajo, de tu dinero? ¿Estás dispuesto a amar a los enemigos? Esto es ser cristiano: RADICALIDAD EVANGÉLICA.

Dios nos quiere dar su vida. Nos ha creado para que seamos felices y ese camino sólo es posible cuando, como dice San Agustín, “descansamos en Dios”.

Jesús invitó en su momento al “maestro de la Ley” a vivir la ley… No ha cumplirla. ¡Ánimo! En poner en práctica esta palabra está la clave de tu felicidad.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,25-37): En aquel tiempo, se levantó un maestro de la Ley, y dijo para poner a prueba a Jesús: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?». Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás».

Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?». Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva. ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?». Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».