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Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca

Jesús camino el mundo anunciando el Reino de los Cielos. Su misión era llevar sanación y paz a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares. Esto no lo hizo solo. Eligió a unos apóstoles y los envió dándole el mismo poder que el demostró.

También hoy nosotros estamos llamados a ser los apóstoles de Cristo. Contamos con el Espíritu Santo y tenemos la misión de hacer presente a Jesús en medio de los ambientes que nos tocan vivir. 

¿Están cumpliendo con tu misión? Ha llegado el momento de que seas consciente de esta realidad. ¡Ánimo! Dios te llama y quiere darte la vida. Para eso Ponte al servicio de los demás.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 10,1-7): En aquel tiempo, llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó. A éstos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca».

ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación

Durante mucho tiempo se creyó que el envío a la misión o predicación correspondía solamente a un tipo específico de religiosos o personas consagradas para tale fines.

Si reflexionamos en el evangelio respecto a este tema nos damos cuenta que el mismo Jesús los envió a todos y todas a la misión. Eso quiere decir que por el hecho de ser sus discípulos todos eran partícipes de este envío que hacía. Ciertamente hay siempre en la comunidad cristiana algunos que hacen visible este carácter profético del bautismo. Son aquellos que se dedican a tiempo completo a la misión. Sin embargo, esto no quita que estemos todos llamados a ser testigos del amor de Dios.

En tiempo de Pascua es fundamental que podamos, con nuestras palabras y obras, anunciar el amor de Dios a todos los que nos rodean. ¡Ánimo!

Leer:

Mc 16,15-20: Proclamad el Evangelio a toda la creación.
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: 
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban

Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos

Jesús, nuestro Señor y Mesías, fue enviado a la tierra con una misión muy concreta: salvarnos. Dios en su inmensa misericordia nos envió a su hijo para que en Él pudiéramos alcanzar salvación y perdón. 

El Señor no hizo este trabajo solo. Después de transformar la vida de sus más cercanos los envió a predicar y así participar también de su misión.

Hoy el Señor también nos envía a nuestra familia, amigos, compañeros y todos aquellos que encontremos en nuestro camino. ¡Ánimo! Sonó enviados por Jesús con su poder y espíritu.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 6,7-13): En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos». Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Salía de Él una fuerza que sanaba a todos

Jesús oraba intensamente y en todo tiempo. Cuando se enfrentó al reto de elegir a sus apóstoles o círculo más cercano lo puso en oración. Pasó la noche en el monte orando estando en comunión con su Padre Dios. ¿De dónde le venía la fuerza a Jesús? De la oración.

Los apóstoles, luego de ser elegidos, son enviados a hacer lo mismo que hizo Jesús: predicar y sanar. Fueron enviados a todas las naciones de la tierra a predicar que el reino de los cielos había llegado ya y que se manifestaba en la curación del cuerpo y del alma de todos lo que acogían en su corazón el mensaje de salvación. ¿Con qué fuerza hicieron los apóstoles este ministerio? Con la fuerza de la oración.

Hoy el Señor nos envía al mundo con la misma misión y nos invita, con su ejemplo, a apoyarnos en la misma fuerza: la oración. ¡Nunca dejes de orar! Esa es la fuerza misma de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 6,12-19): En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. 
Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.

Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha

Dios lo ha creado todo. Tiene poder para hacer nuevas todas las cosas. Somos en este universo criaturas de Dios y por su inmensa misericordia estamos llamados a ser hijos de Dios. ¿Puede Dios hacer su obra de salvación sin nuestra ayuda?

Ciertamente, Dios ha decidido salvarte y salvar a la humanidad con nuestra ayuda, con tu ayuda. Nos elige como enviarnos y darnos una misión. Es hacer presente en medio de esta generación el mensaje de salvación. Ya tenemos en Jesús la posibilidad de ser felices. El cielo está abierto para nosotros y podemos empezar a experimentarlo desde aquí.

Hoy el Señor te invita a hacer presente al mismo Dios con tus obras y acciones. Bendice a Dios con el perdón, amor, servicio y con tus palabras. Que el mundo sepa que Dios existe y ama a todos los que te rodean porque si lo haces así  quien “te escuche a ti, escucha al mismo Dios”.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,13-16): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

Hizo como el Ángel del Señor le había mandado

José es prototipo de todo hombre justo y bueno. Es lo que en buen dominicano podríamos decir “ese es un tronco de hombre” o “ese si es bueno”. En los momentos difíciles, siempre actuó por amor y al servicio de su amada esposa y de su hijo. José es todo un ejemplo a seguir.

Si leemos los evangelios nos damos cuenta de un José silencioso y siempre disponible. Al comienzo duda pero siempre obedece. Defiende el honor de María. Protege a su familia en peligro. Trabaja con amor para mantenerlos. Cumple fielmente con la ley de Dios y enseña a Jesús que los más importante es cumplirla. Es decir, José hoy nos dice mucho a los hombre, padres y esposos, de hoy.

Vivimos en una cultura donde lo que es ser “hombre hombre…” como dice Tubérculo Gourmet es ser mujeriego, delegar la educación de los hijos en la madre y tener varios hijos con madre diferentes. Esto no es el camino de José.

¡Hombres! Hoy José nos invita a seguir su ejemplo. En Jesús podemos ver que siendo hijo de Dios también supo ser hijo de hombre. Que sabiendo lo que era amo y obedeció a José. El Señor quiere que seamos para nuestra esposa e hijos como José fue para los suyos. Este es el camino de la felicidad y de la bendición.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 1,16.18-21.24a): Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. 


Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado.

Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas

Un amigo, que ocupaba una importante posición, me preguntó una vez: “¿por qué los cristianos hacen enaltecen la pobreza?”. Esta pregunta no es tonta. En un mundo donde el éxito y la felicidad se mide por el nivel de riqueza es lógico preguntar porque hay personas que optan libremente por ser pobres.

Nadie quiere la pobreza. Ni los individuos ni las organizaciones y mucho menos los países. La lucha de todos los días es como lograr acumular riqueza para poder vivir mejor, que nos admiren y ser más felices. Esa es la tendencia natural de toda la raza humana. Ante esta realidad, ¿qué nos quiere decir el Señor cuando manda a sus más cercanos sin nada a recorrer caminos y pueblos predicando el evangelio?

Hace unos años tuve el privilegio o gracia de Dios de poner en práctica esta palabra. Fuimos enviados muchos de dos en dos por diversos países de América. En el momento que llevábamos a los lugares inmediatamente noté que lo que más llamaba la atención de nuestra experiencia es que íbamos sin nada. Más que nuestras palabras, siempre nos preguntaban que donde íbamos a dormir y que habíamos comido y ante esta pregunta siempre respondíamos: no lo sabemos.

El total desprendimiento y nuestro sometimiento radical a la providencia de Dios nos hacía obrar “señales y prodigios”. En una sociedad donde todo se basa en tener y cada día mucho más, encontrar personas que se desprendían totalmente y confiaban plenamente en la providencia de Dios era un verdadero espectáculo que certificaba que realmente veníamos de parte de Dios.

El Señor nos envía a esta generación acompañados de señales evangélicas. Más que los milagros físicos, lo que más llama la atención a esta humanidad consumista es es ver evangelizadores que ponen su confianza total en Dios. Hermanos y hermanas, pongamos en práctica esta palabra.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 6,7-13): En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos». Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso; y vinieron donde Él

Uno de los deberes más importantes de un buen líder es formar su equipo. Es un talento que todo aquel que aspire a dirigir debe desarrollar. La conformación del equipo debe ser en base a criterios muy claros para que esas personas puedan hacer un aporte extraordinario al logro del objetivo final.

Jesús, podríamos decir, también fue un líder. De hecho, si hablamos desde la óptica secular, Jesús ha sido uno de los más grandes líderes de la historia humana. Después de dos mil años de su muerte, más de mil millones de habitantes de este planeta profesan Fe en Él.

¿Cuáles son las cosas que hace el Señor para asegurarse un buen equipo? Entre ellas, una se destaca por su importancia: la oración. Dice la escritura que Jesús sube al monte, donde acostumbraba a orar, y desde la reflexión y meditación profunda invita a hombres de diversos niveles sociales y oficios a la misión que le asignaba.

El Señor le entrega una misión y eso cambia la vida todos y para lograr su objetivo hace uso efectivo del arma más poderosa, la oración. Dios nos invita a decirle SI a la misión que nos quiere dar, ¿cuál es esta? Es importante que la descubras y la vivas como los apóstoles lo hicieron. Ellos renunciaron a todo y le siguieron.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 3,13-19): En aquel tiempo, Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso; y vinieron donde Él. Instituyó Doce, para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.

Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres

Jesús ha anunciado el Reino de Dios. Su misión es hacer presente la buena noticia de que Dios nos salva y nos quiere tanto que nos introduce en su reino de amor, paz y perdón. La misión de Jesús también es nuestra misión.

Para hacer nuestro el llamado que hizo Jesús a sus discípulos tenemos que tener disponibilidad. Cuando Padro, Santiago o Juan escuchan la llamada dejan sus “temas” y siguen a Jesús. Hacer nuestra la misión de anunciar el Reino de los Cielos hace falta renunciar a nuestros temas para seguir a Jesús y cumplir su enseñanzas y mandatos. ¿Estás dispuesto?

Todo cristiano tiene la misma llamada. Todos los cristianos estamos llamados a evangelizar. Por eso, lo mas importante para nosotros es esta misión. Abrir nuestro corazón a esta llamada es la clave de nuestra felicidad. ¡Ánimo! El Señor nos llama, ¿cuál es tu respuesta?

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 1,14-20): Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.

El Reino de Dios está cerca de vosotros

Lo mismo de ayer. La misión que tiene todo cristiano es hacer presente aquí en la tierra el mensaje del Reino de Dios. ¿Cómo se hace eso?

Jesús, al momento de enviar a sus discípulos de dos en dos, les envía fundamentalmente en la precariedad. Muestran con sus gestos, acciones y forma de vida lo que predican.

Como testimonio puedo decirles lo siguiente. Hace 14 años también fui enviado en una experiencia de misión que pone en práctica la palabra de hoy. Me tocó llevar de parroquia en parroquia la buena noticia del reino en la diócesis de Boston, en Estados Unidos. Fue una experiencia radical que marcó mi vida para siempre. Íbamos de dos en dos sin dinero, caminando sólo con las escrituras y durmiendo donde nos acogían, si esto último pasaba. Dormimos en parques, pasamos días sin comer, caminamos muchos kilómetros, pero lo más importante fue la inmensa alegría que esto produjo en nuestros corazones.

Entre otras cosas, lo que más me ayudó en mi Fe fue constatar en carne propia el poder de la precariedad. Nosotros éramos el mensaje. Nos veían sacerdotes y laicos y todos reconocían que si dos personas eran capaces de dejarlo todo e ir sin dinero por las calles de Boston confiando plenamente en la providencia de Dios, era porque el Reino de Dios ha llegado ya. Las personas sólo hacen eso cuando hay algo superior a todo lo que este mundo puede ofrecer.

Hermanos y hermanas. ¡El Reino de Dios ha llegado! Vive la vida con alegría. La muerte ha sido destruida en la Cruz de Jesús y nos da acceso a una vida nueva que no conoce el ocaso.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,1-12): En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.

»En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’.

»En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: ‘Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca’. Os digo que en aquel día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad».