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¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados

El milagro más grande que se puede realizar es transformar el corazón de una persona. Los milagros físicos están en función del milagro moral. Se curan los enfermos o expulsan los demonios para suscitar la fe en las personas curadas y/o los testigos de ese milagro.

Por tanto, pedir a Dios con humildad el verdadero milagro es lo más importante. Experimentar el perdón de nuestros pecados. Dejarnos amar por él y transformar nuestra vida sobre la base de ese amor es fundamental. Amar a Dios en lo más importante de de nuestra vida. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 9,1-8): En aquel tiempo, subiendo a la barca, Jesús pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando». Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados —dice entonces al paralítico—: ‘Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Él se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.

¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?

Cuando enfrentamos dificultades, sentimos que el mundo se nos viene encima. Sentimos que la vida pierde sentido. Nos parece que ya no vale la pena vivir. El sufrimiento nos invita a caer en la tentación de pensar que estamos solos, que Dios no nos quiere.

En medio de la tempestad del día a día tenemos la certeza de que Dios nos ama profundamente. Cuando las olas de lammuerte golpean nuestra existencia podemos tener la seguridad que tarde o temprano Dios aparecerá con todo su poder para salvarnos. Esa es la verdad. Esa es nuestra esperanza.

¡Ten confianza! ¡Dios te ama! Nunca te dejará solo. Nunca nos abandonará.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 8,23-27): En aquel tiempo, Jesús subió a la barca y sus discípulos le siguieron. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero Él estaba dormido. Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?». Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?».

Maestro, te seguiré adondequiera que vayas

Jesús no ha engañado a nadie. Siempre dejó muy claro las condiciones necesarias para seguirle. Todo aquel que quiera ser cristiano debe saber que implica semejante decisión. Nuestro Señor no tiene donde reclinar su cabeza. Su misión en dar la vida por todos incluyendo a sus enemigos. ¿Tú estás dispuesto a hacer lo mismo?

Seguir a Jesús implica que renunciamos a todos los ídolos de este mundo. Seguirle implica que estamos dispuestos a subirnos a la cruz. Ser cristianos es amar a los enemigos. ¿Estás dispuesto?

Hoy es un buen día para experimentar La Paz que se experimenta cuando renunciamos a todo y nos quedamos solo con Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 8,18-22): En aquel tiempo, viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».

Por sus frutos los conoceréis

En las escrituras aparecen varios pasajes que hacen referencia a lo bueno y a lo malo. Es decir, que intentan clasificar las cosas y las personas en uno de los dos bandos. Las enseñanzas de Jesús son claras. No hay dos bandos. Todos somos pecadores y por tanto, capaces de hacer el bien y el mal. Tenemos una naturaleza herida por el pecado original y eso nos hace débiles y dependientes de Dios.

No es lo que sale de la boda del hombre o lo que come lo que le hace impuro. Es lo que sale de su corazón. Por tanto, cuidemos la raíz de las cosas. Hagamos de nuestro corazón uno de acuerdo a la voluntad de Dios. Decidamos profundamente que Dios es nuestro Señor y reina en nuestros corazones. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 7,15-20): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis».

¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida!

Los santo es de Dios. Todo lo contrario, es del demonio. El camino de Dios nos lleva a la vida, otros caminos nos conducen a la perdición. Tú eres los más precioso para Dios. No quiere perderte entre las suciedades que pueden presentarse en la vida.

La puerta estrecha es la cruz. Es la aceptación de la historia con todas sus dificultades. Es la transformación profunda de nuestro ser que nos permite bendecir en todo momento. Es la renuncia a todo lo que nos impide vivir bien.

Entremos por la puerta estrecha. Aceptemos nuestra cruz. Escoger a Dios es acogernos a la vida. ¡Ánimo!

Leer:

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».

Palabra del Señor.

Pues será grande a los ojos del Señor

Dios hace que lo imposible sea posible. De la muerte hace la vida. De lo caído, levanta. Es por eso qué hay en las escrituras muchas historias de mujeres estériles que han dado a luz en avanzada edad.

Con este tipo de milagros, Dios quiere visibilizar que él puede vencer cualquier dificultad personal. Que todo tiene un sentido profundo. Nos muestra su poder que se manifiesta de manera admirable en la debilidad.

Juan el Bautista es un ejemplo de cómo los elegidos de Dios tienen muchas veces comienzos y fines dramáticos. San Juan Bautista nos anima a pensar de que somos elegidos de Dios y estamos siempre diseñados para ayudarles.

Ánimo!

Lectura del santo evangelio según san Lucas.

En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: -«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto.»

Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos

Dios ve en lo secreto. Es ahí donde quiere encontrarse con nosotros. El problema es que estamos siempre fuera, preocupados por las cosas materiales, inquietos por el afán de cada día.

Nuestro Señor nos quiere centrados. Atentos a su acción diaria. Para eso necesitamos estar en los secreto. Estar en nuestro interior. Amando profundamente al Señor a través de la oración y apoyados en el ayuno y la limosna. Esa es la clave de nuestra felicidad.

Busquemos el tesoro del amor de Dios donde se puede encontrar. Él está cerca… él está en nuestro corazón. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 6,1-6.16-18): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

»Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

»Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial

Hay muchas personas buenas en el mundo. Gente que procura hacer el bien. Entre ellas hay muchas de diversas religiones, filosofías e ideologías. Inclusive hay personas que en conciencia intentan hacer lo mejor aún sin tener una fe definida. Para nosotros los cristianos, ellos representan el reflejo de la bondad de Dios en el mundo. Si eso es así, ¿qué distingue al Cristiano de todas personas buenas? El amor al enemigo.

Los cristianos tienen la naturaleza de su Padre Dios. Dios es amor radical y absoluto a todos. Dios hace salir el sol sobre buenos y malos, sobre justos e injustos. Dios es puro amor, incluyendo a aquellos que ni siquiera creen en él. Esa es la novedad que hace del cristianos la salvación del mundo entero.

Pidamos a Dios que nos conceda su naturaleza. Pidamos perdonar y amar a todos aquellos que en algún momento nos han hecho algún mal. Pidamos la salvación para aquellos que nos han hecho mucho mal… solo así seremos cristianos de verdad. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 5,43-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial».

Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos

El cristianismo no es una religión, no es una ideología, filosofía o estilo de vida. El cristianismo es una experiencia. Es el encuentro personal con un Dios que nos ama y nos ha dado a su hijo Jesús para que podamos ser salvados de la muerte y así experimentar la vida que solo en Dios podemos tener. Jesús es el camino y esta vía conduce al amor, incluyendo a los que son nuestros enemigos.

El Amor de Dios se ha mostrado en la Cruz. Ahí vemos a un Dios que ama a todos, incluyendo a aquellos que les traicionan o matan. ¿Tú has amado alguna vez a tus enemigos?

Pidamos al Señor su espíritu para que podamos ser verdaderos cristianos, que quiere decir que podamos perdonar y amar hoy a todos, especialmente a los que nos han hecho daño.

¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 5,20-26): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.

»Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de fuego.

»Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

Aquí tienes a tu madre

Jesús nos ha regalado muchos dones. Entre los más grandes ha sido su madre. La Virgen Naría es nuestra madre y lo ha dicho nuestro Señor Jesús.

Necesitamos el auxilio de María en medio de nuestras tribulaciones. Ella siempre estuvo al lado de su hijo y por lo tanto siempre estará junto a nosotros en todo momento. Tenemos una ayuda adecuada. María es esa Estrella del cielo que cuida siempre nuestros pasos.

Pidamos a la Virgen que el día de hoy sea consagrado a su hijo y que ella nos enseñe a amar a su hijo en todo momento.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 19,25-27): Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.