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Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija

Dios se manifiesta de muchas maneras. Su poder actúa de múltiples formas. El Señor quiere manifestarse en nuestra vida para suscitar en nosotros la Fe. Su amor es para todos y todas.

No importa quién seas. No interesa tu personalidad, actitudes, ideologías, leyes y normas. Lo más importante es que humildemente reconozcamos hoy que estamos necesitados de Dios. ¡Ánimo! Ha llegado el momento de la bendición.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 7,24-30): En aquel tiempo, Jesús partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que, en seguida, habiendo oído hablar de Él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños». Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija». Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.

Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí

Jesús, en algunas ocasiones habló muy con cierta dureza a los fariseos y escribas. ¿Por qué hacía esto? Porque quería llamar la atención sobre lo que realmente importa: el cumplimiento del espíritu de la ley.

En nuestra cultura occidental es constumbre el apego a los procedimientos y normas. Nos enfocamos en procesos que a veces no toman en cuenta la dimensión humana, es decir, olvidan que las leyes y reglamentos se elaboran para servir mejor a la persona humana y a la sociedad en general.

Nuestro Señor Jesucristo siempre pone acento o atención en lo que es realmente importante. Es el espíritu de la ley, basada en el amor, lo más importante de una normativa. Por amor hacemos todo. Por amor se establecen las constumbres y se refuerzan los comportamientos. Es el amor la ley de leyes. Si amamos, cumplimos la ley entera. ¿Estás dispuesto a cumplir esta ley de amor? ¡Ánimo! Dios nos ayudará siempre.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 7,1-13): En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, -es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas-. 
Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres». Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte’. Pero vosotros decís: ‘Si uno dice a su padre o a su madre: Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro “Korbán” -es decir: ofrenda-’, ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas».

Y cuantos la tocaron quedaban salvados

¿Qué buscas en este mundo? ¿Qué esperas de la vida? Desde el momento mismo de nacer todos buscamos sobrevivir. Le pedimos a la existencia la posibilidad de vivir y hacerlo en plenitud. Es por eso que cuando algo nos afecta, nos hace sufrir o nos enferma perdemos la paz, la tranquilidad y el sentido de la vida.

Es por eso que Jesús, conociendo nuestros sufrimientos, viene en nuestra ayuda sanando, curando y salvándonos del mal, del pecado y de la enfermedad física y espiritual. ¿Qué tienes que hacer? ¡Toca a Jesús! Es fundamental que hoy puedas bendecir a Dios y tener la seguridad que si te acercas a Dios, por la vía que decidas, quedaras sano de todas tus dolencias. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 6,53-56): En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos hubieron terminado la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que Él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que les dejara tocar la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.

Muchacha, a ti te digo, levántate

Jesús vino con el poder de Dios. Tocaba y sanaba a la gente. Su poder taumaturgo se manifestaba de forma extraordinaria. ¿Para que sirven los milagros de Jesús?

Ciertamente las personas buscan sanación física. Los enfermos quieren consuelo en medio de su sufrimiento. Todo el mundo quiere salud. Jesús aprovecha estas necesidades físicas para dar algo de mayor valor. Quiere realizar con todos el milagro miral, el milagro de la Fe.

¿Quieres hacer lo mismo que la mujer que padecía flujo de sangre? Ten Fe. Dios quiere suscitar la Fe en medio de la gente. La Fe da vida eterna, introduce al cielo y da sentido a nuestra vida. Sin ella, ningún milagro es posible. ¿Quieres tener Fe? Pídesela al Señor. Lo demás viene por añadidura.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 5,21-43): En aquel tiempo, Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a Él mucha gente; Él estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva». Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. 
Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré». Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de Él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?». Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’». Pero Él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante Él y le contó toda la verdad. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad». 
Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?». Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe». Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de Él. Pero Él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate». La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.

Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva

La Iglesia celebra en el día de hoy la fiesta de San Pablo. A este gran apóstol se le conoce como el maestro de los gentiles. Con la fuerza del Espíritu Santo fue el instrumento por excelencia en las manos de Dios para anunciar, como la novedad más grande, el evangelio a todos los hombres y mujeres en el mundo. 

Dios también nos constituye en anunciadores de su buena noticia. Como San Pablo solía decir, es verdad que estamos llenos de debilidades y pescados, pero en medio de esas precariedad y apoyado en Dios es cuando somos fuertes.

Demos testimonio al mundo que un día, como PABLO, estábamos alejados de Dios y, ahora damos testimonio de su amor y misericordia.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 16,15-18): En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».

Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

Hacer la voluntad de Dios es la clave. Una cosas son las palabras y otras más acciones. Muchos son los que dicen que van hacer algo y pocos lo que ejecutan ese algo al que se comprometieron.

Jesús, que aprovecha cualquier ocasión para dar una palabra de vida eterna a quienes les escuchan, les dice a sus discípulos que su familia es aquella que cumple la voluntad de Dios. Es obvio que el Señor ama muchísimo a su madre María. No son para ella sus palabras. Son más bien para aquellos que escuchan y no ponen en práctica la palabra de Dios.

Hoy es momento propicio para poner en práctica lo que hemos aprendido de Dios mediante Jesús. ¡Ánimo! Solo así tendremos vida eterna.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 3,31-35): En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres

Dios he enviado a su único hijo Jesucristo para salvarnos a todos. Así de simple. Las escrituras, desde sus inicios, hablan de este proyecto de Dios. En Adan y Eva se ve claramente que cuando fueron creados también fueron destinados a una vida feliz. Se les pone en el paraíso para que disfruten de todo y sean felices. Entonces, ¿por qué hay tanta tristeza y muerte en el mundo?

Los hombres somos los que nos alejamos de Dios. Nuestra actitud hacia la conversión nos hace cerrarnos al amor y perdón que Él nos ofrece. Eso nos hace permanecer en el pecado y nos “condena” de alguna manera.

Constantemente Jesús nos invita a un cambio de mentalidad. Ha descubrir que en Él todos nuestros pecados son perdonados. Basta con que lo creamos y queramos sinceramente. Abre hoy tu corazón al Señor. El siempre espera por ti.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 3,22-30): En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios». Entonces Jesús, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno». Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo».

Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso

Dios crea a todos los que habitamos este planeta tierra con una misión o encargo. Nadie está fuera del plan de Dios. Para nuestro Dios Padre todos somos su obra creadora y estamos llamados a vivir la vida con sentido y plenitud.

Nuestro Señor Jesús no actuó solo. Como fruto de la oración, pudo elegir al equipo íntimo que le acompañó y ayudó en su misión aquí en la tierra. Ellos son imagen nuestra. Nosotros, al igual que ellos, estamos llamados a una misión importante: expulsar dominios en su nombre. ¿Esto que significa?

Jesús nos da de su espíritu para que podamos ser reflejos del amor de Dios. Existen muchos demonios en este mundo que fomentan el odio, resentimiento, división, y amargura. Estos demonios son expulsados de nuestro corazón en el poder de Jesús.

Hoy nos llama el Señor y nos invita a seguirle y bendecirle. Estemos hoy dispuestos a realizar en nuestra vida el Amor de Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 3,13-19): En aquel tiempo, Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso; y vinieron donde Él. Instituyó Doce, para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.

Una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a Él

Los seres humanos somo frágiles. Tenemos todos heridas físicas pero también espirituales. Lo que algunos llaman heridas en el alma. Necesitamos consuelo y paz. Jesús nos ofrece todo eso. 

Desde los inicios de la acción liberadora de Jesús, las personas le siguieron en gran cantidad. ¿Por qué sucedía esto? Pues porque Jesús atendía sus necesidades, curaba sus heridas, sanaba sus dolencias. En definitiva, les mostraba la acción concreta del amor de Dios.

Nosotros también podemos decir que en algún momento Jesús hizo los mismo. Nos amó y nos curó. ¿Puedes dar testimonio de eso? Si es así, bendito sea el Señor. 

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 3,7-12): En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a Él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.

¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?

El cumplimiento de normas externas es importante. Las leyes se han hecho para que se apliquen y cumplan. Sin embargo, ¿qué es más importante, cumplir la ley o el espíritu de la ley?. Alguien que esté leyendo este comentario podría decir que es lo mismo. Pienso que no.

 Algunas personas hacen su trabajo y cumplen con los preceptos externos de la Iglesia. Van a misa, oran en los momentos y lugar indicarle, procuran hacer cosas buenas y demás actos de piedad. 
Sin embargo, cuando se analizan sus actos, muchas veces hasta se apoyan en esas cosas para atacar, juzgar y condenar a los demás. Para creerse buenos y así presentarse ante los demás como personas perfectas mientras los demás son, según ellos, los malos.

Mis queridos hermanos, la única ley calidad y buena es la del amor. Decía un hombre santo de la antigüedad, “ama y haz lo que quieras”. El mismo apóstol Juan habló mucho del amor como “ley de leyes”. ¡Ama! Lo demás vendrá por añadidura.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 3,1-6): En aquel tiempo, entró Jesús de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio». Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?». Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano». Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra Él para ver cómo eliminarle.