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Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios

La calumnia es terrible. La manipulación de la información una falta de ética grave. Vivimos en la era de la postverdad, donde las medias verdaderas o mentiras que parecen verdad reinan en los medios de comunicación que manipulan los poderosos. ¿Qué hacía Jesús frente a estas cosas que también sucedían en su tiempo? Mostraba los hechos.

Jesús ha mostrado el camino frente a la calumnia. Nunca caer en la mentira ni en la falta de amor. Mostrar los hechos mediante las palabras y las acciones derriban cualquier ataque de aquellos que le acusaron de hasta ser un aliado de satanás.

Mantengamos nuestro corazón bien ordenado y limpio. Siempre en comunión como Dios para que apoyados en Él podamos vencer todos los ataques del demonio.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 11,15-26): En aquel tiempo, después de que Jesús hubo expulsado un demonio, algunos dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios». Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo.

Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?, porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

»Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: ‘Me volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar la encuentra barrida y en orden. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio».

Señor, enséñanos a orar

Necesitamos de la oración. El tema es que no “sabemos orar como conviene”. Es por eso que los discípulos de Jesús le piden que les enseñe. La oración es la vía de comunicación y unión con Dios. Es imposible ser cristiano si no oramos. ¿Como nuestra oración puede ser de calidad?

Una relación íntima con Dios es fruto de una relación filial con Él. Jesús llamaba a Dios con el título afectivo y cercano de Padre. ¿Sientes hoy que Dios es tu Padre?

Padre es el que cuida, alimenta, defiende del peligro, perdona, provee sustento material y espiritual. ¿Has expirementado alguna vez que Dios es tu Padre?

Recuerdo una vez que viví un tiempo muy difícil en mi vida fruto de una calumnia. Me sentía traicionado y humillado. Lo que me sostuvo en ese tiempo fue tener la seguridad de que Dios estaba conmigo y me iba a cuidar de todo mal. ¡Y así fue! En ese tiempo oré como nunca… en todo momento… con mucho fervor… sentía su presencia en lo profundo de mi corazón… en esa noche oscura…

Mis queridos hermanos, orar es tener una relación filial con Dios. ¡Él nos ama y nos cuida como una padre amoroso! ¡Nunca dudes de su amor!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 11,1-4): Sucedió que, estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación».

Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola

Una sola cosa es necesario. ¿Qué será? Estar a los pies del Señor contemplado su amor y su gloria. Alguno me dirá que esto es una pérdida de tiempo. Me reclamarán que la vida está llena de muchos afanes, compromisos y trabajos. Otros comentaran que nadie puede vivir de hacer “nada”… que con eso no se come. Esto no es lo que ha dicho Jesús.

Haces unas semanas tuve el privilegio de ser llamado por Dios a poner en práctica la palabra de la misión. Fui enviado a una misión de dos en dos a Haití. Sin dinero en el bolsillo, con una Biblia en mano y con la Fe de que Dios cuidaría de mi, caminé kilometros por las todas las calles de Puerto Príncipe. ¿Qué experimenté? Una alegría perfecta que fue fruto de saber que solo una cosas es importante: hacer la voluntad de Dios y vivir de esa voluntad.

Mis hermanos, no hay mayor alegría que la que surge de experimentar todos los días el amor de Dios. Ya sea que estemos trabajando, en casa, haciendo ejercicio o descansando; en todo momento solo invitados a estar en la presencia continua de Dios. Esta es la felicidad perfecta. ¡La alegría del cristiano!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,38-42): En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada».

¿Qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?

El que ama cumple la ley entera. Es la enseñanza de nuestro Señor y se cumple plenamente en nuestra vida. Amar es el principal de todos los mandamientos. El único problemita es que esa palabra está muy desprestigiada por su uso y abuso. ¿Qué es amar según Dios?

El evangelio está lleno de referencias al verdadero amor. El más grande de todos es el de Jesús. El Señor ha amado como ama Dios. En un amor de entrega total, de perdón total, de dar la vida por lo demás. Dios es aquel que hace “salir su sol sobre buenos y malos”. En Jesús hemos conocido el verdadero amor: uno que ama hasta el extremo de entregar su vida por los pecadores.

Podemos cumplir ciertas normas y preceptos pero si no amamos como Dios ama, de nada nos sirve. Amar es entregarse, perdonarlo todo, excusarlo todo, considerar a los otros superiores a nosotros. Abre tu corazón al Señor que quiere darte la gracia de realizar este amor aquí en la tierra.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,25-37): En aquel tiempo, se levantó un maestro de la Ley, y dijo para poner a prueba a Jesús: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?». Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás».

Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?». Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva. ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?». Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».

Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha

Muchos en el mundo pensamos que Dios existe y que ha creado todo lo que existe, incluyéndonos a nosotros. Es decir, somos criaturas de Dios. De hecho, en el libro del Génesis se habla que nos has creado a imagen y semejanza suya. Es podría hacernos pensar que le debemos toda nuestra existencia a Dios y que deberíamos estar agradecidos siempre. Lamentablente, esto no opera así.

San Agustín dijo que “Dios que te creó sin tí, no puede salvarte sin tí”. Con esta expresión se patentiza de manera admirable la liberta del ser humano. Dios nos ha dejado libres, y en esta libertad podemos incluso rechazarle.

Es que sin libertad no se puede dar el verdadero amor. Dios quiere amarnos y que le amemos en total libertad. Es decir, que abrir nuestro corazón a Dios depende de nosotros, de nuestra disposición, de nuestra aceptación.

Hoy somos invitados a amarle en total libertad. Dios nos invita, en Jesús, ha decirle que si a su acción en nuestra vida. ¿Realmente lo quieres?

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,13-16): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

Paz a esta casa

El Señor Jesús pasó su tiempo aquí en la tierra anunciando el Reino de los Cielos. Esta misión no la realizó solo. De hecho, siempre supo elegir unos colaboradores, discípulos, apóstoles; que le ayudaron a llevar paz a los seres humanos de todos los lugares y tiempos.

Dios nos invita a formar parte de esta misión. Si somos realmente cristianos estamos llamados a ser sal, luz y fermento de la tierra. Es decir, estamos llamando a misionar, desde donde estemos y desde la forma que Dios quiera. ¡Ánimo! Sembremos al mundo de La Paz que primero hemos recibido. Dad gratis lo que gratis hemos recibido.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,1-12): En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.

»En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’.

»En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: ‘Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca’. Os digo que en aquel día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad».

el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza

¿Cuáles son las condiciones para seguir a Jesús? En el evangelio, en varias ocasiones el mismo Señor dejó bien claro lo que implicaba seguirle. Para un lector de este tiempo parecerían cosas exageradas y fuera de sentido común. ¿Quién dejaría todo para seguir a alguien que no tiene donde descansar?

Es importante entender las palabras del Señor. Dios da felicidad plena a todos los que renuncian a los apegos y relaciones desordenadas que muchas veces tenemos con las cosas de este mundo. Todo pasa. Las cosas nacen, crecen, se reproducen y mueren. Lo único seguro es Dios y el cielo que tiene preparado para nosotros. Es en este sentido que podemos entender que aquí no tendremos morada definitiva ni lugar donde encontrar felicidad verdadera.

¡Ánimo! Pongamos nuestra confianza solo Dios y tendremos la vida eterna que colma toda aspiración y anhelo.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,57-62): En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

Volviéndose, les reprendió

El Reino de los Cielos no se construye sobre la base de la violencia y odio. Imaginen el gran poder de Jesús que podía controlar los vientos y sanar todas las dolencias. Tenía toda la fuerza para liberarse de cualquier peligro y castigar como quisiera a cualquier persona. Lo maravilloso es que nuestro Señor no uso ese poder para hacer daño.

Esto es un ejemplo para todos nosotros. Santiago y Juan querían matar a sus enemigos. Jesús quería salvarles mediante el amor y el perdón. Nos enseña que la violencia nunca es una opción para los cristianos. Mostraremos el rostro de Dios en la tierra en la medida que mostremos su amor a todos y todas. ¡Ánimo! Dios nos da esto como una gracia.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,51-56): Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo.

El más pequeño de entre vosotros, ése es mayor

Jesús hablaba de muchas cosas. Siempre enseñaba a sus discípulos de diversas maneras el camino que lleva a la verdadera felicidad. Entre sus enseñanzas habló de los pequeños. ¿A qué se refirió Jesús cuando dijo que había que ser comop pequeños como los niños?

Ciertamente, todos los seres humanos aspiramos a más. El mundo nos dice que debemos tener éxito material y prestigio para triunfar en la vida. Es por eso que todos aspiramos con ambición a puestos en la vida. Tener un lugar de importancia donde quiera que nos movamos.

En el caso de cristianismo se da algo similiar pero de forma santa. Es decir,
Jesús dice a los discípulos que todo aquel que quiera ser mayor, importante o primero debe ser el servidor de todos.
El lugar del cristiano no es el primer lugar donde todos quieren estar. La felicidad está en el servicio, el lugar que ocupan los últimos del mundo. Esa es la perfecta felicidad que es fruto del desprendimiento total y la única aspiración de amar a todos y todas de manera incondicional.

Ocupemos en este mundo el lugar que ocupo Cristo. Desde la cruz Jesús reina sobre todas las cosas y salva a la humanidad entera.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,46-50): En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor».

Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros».